Vascos en el mundo

Cuando ANV era “el partidico” y asambleaba en un Volkswagen

Los de ANV de Caracas tenían buen humor, y eran muy realistas. Realistas, de realidad, y no de rey, porque eran especialmente republicanos. Se sabían hermanos, o primos, menores del PNV, con quien mantenían una relación contradictoria de necesidad-antipatía. El PNV era El Partido -también los comunistas lo llamaron así al suyo-, y ANV era… el partidico.

En Venezuela eran del partidico -perdón por las ausencias- el fugitivo Josu Osteriz, que fue su última aportación al exilio, los ideólogos Txus Dolara y Las Heras, el aportador José María Rekarte, y Luisito Zubia, recientemente fallecido en Algorta, propagador del nombre de partidico y de que hacían sus asambleas en un Volkswagen. Ya dije que tenían buen humor, y mucho realismo.

  

En esas estaban, cuando Valentín Solagaistúa, que había llegado a Caracas como fugitivo de ETA V y que fue luego el representante de ETA VI, hizo un viaje a Iparralde, habló con Ruiz de Aguirre y se hizo con la representación oficial de ANV. El resto ya lo pudieron leer en la prensa de hoy: Valen, hijo predilecto del Puerto Viejo de Algorta, ahora candidato del PSE-PSOE-EE por Sopelana, no sin problemas con los históricos de ANV, metió y entró con Herri Batasuna en las Juntas Generales de Bizkaia.

En medio, entre HB y PSE-PSOE-EE, Valen conoció otras opciones políticas, pasó por la Euskadiko Ezkerra abertzale-sozialista-iraultzaile-unibersala -de ese tiempo es la foto familiar de las palomitas que recibieron a Astigarrabia, el comunista, en la estación del Norte, ahora de Prieto, Inda, creo- y por IU-EB. A Madrazo, a quien sus ex compañeros de Gesto por la Paz (el Euskal Herria se le añadió para satisfacer a Cristina Cuesta, según supe recientemente) le otorgan una habilidad especial para deshacerse de competidores (Erne, Patxi!), Valen le duró poco.

Algunos maledicentes jelkides me dijeron una vez que Valen había pedido afiliarse en el PNV, pero tal vez querían tomarme el pelo, porque conocían que Valentín me pronosticó en tiempos de debate ETA V-ETA VI que yo mismo terminaría en el PNV. “de donde nunca tenías que haber salido”. Ya sabía él que no había sido nunca del PNV, pero se trataba de un recurso dialéctico, y de una profecía: puede terminar teniendo razón. A Valen, estos maledicentes ya le habían malquerido a finales de los sesenta, cuando le tendieron una trampa en Caracas, por no decir que le montaron una acción negra, propia de los servicios en los que algunos de ellos militaban.

No tenía intención de contarlo hoy, pero mejor hoy que nunca, que diría Iñaki Anasagasti. Valentín llegó a Caracas con vocación de instructor marxista, con unas ideas básicas de Marta Harnecker y el libro de Vázquez Montalbán Informe sobre la Información. Valen anunció y dictó también unas cuantas conferencias, una de ellas en la parroquia de Coche que administraban unos cuantos curas vascos. Alguien, del sector inteligente del PNV sin duda, puso con nombre falso (Jon Gómez) un anuncio en El Nacional (¿o era El Universal?) para “quemarlo”.

Naturalmente, el obispado pidió explicaciones, y se acabó aquello tan del tiempo de usar instalaciones eclesiales para actividades subversivas. Lo de Solagaistúa no era nada subversivo, pero las buenas gentes del PNV, que ya venían alertadas desde 1964 por el padre Silverio de ZabalaAntón Irala no había publicado todavía nada que se sepa con la misma intención- sobre la amenaza comunista, tomaron al algorteño por el comunista oficial. No sé lo que pensaron luego cuando le vieron convertido en el representante oficial de ANV: seguramente, que no era sino una prueba más de la tendencia trotskista de aquella ETA VI de Patxo y Petxo. Por cierto, hay hoy unas declaraciones de Valentín Solagaistúa en la prensa de Bilbao, muy sensatas, muy atinadas. Experiencia no le falta.