Luis María Retolaza, un abertzale con memoria

Cuando leí la entrevista que Imanol Murua le hizo, me percaté de que era el tiempo de hablar con Luis Mari Retolaza sobre cuestiones mantenidas en reserva. Hablar con la perspectiva de los años vividos, con los años contados de futuro. La explicación del escaso eco que la entrevista tuvo no se debe buscar en que estuviera en euskera. El mirar para otro lado se explica en que resultaba incómoda a muchos.

El hacerse mayor, hacerse “grande” que dicen en el Cono Sur americano, tiene muchos inconvenientes, y alguna ventaja: se gana en libertad. No hay que hacer carrera, no hay que pagar colegios, no hay que contentar al patrón, no hay que asegurar el futuro. El viejo que tiene algo que decir no lo va a callar porque a alguien le pueda resultar incómodo. Es verdad que existe el riesgo de acordarse sólo de lo que conviene, pero no me pareció que la entrevista de Luis María Retolaza en Berria sugiriera eso, más bien lo contrario.

  

Me pareció significativo y positivo que Retolaza, poco dado a las entrevistas, eligiera a Berria y a Imanol Murua -hijo, en efecto, del ex alcalde de Zarautz, y ex diputado general de Gipuzkoa y tantas cosas en su dilatada vida, la de él también, como patriota vasco- para hablar, para hacer síntesis, contar las historias desde el principio, sin rehuir la autocrítica. Como que hubiera asuntos que se pueden publicar en euskera y que en erdera resultarían hirientes. Como que en euskera hubiera más libertad para tratar ciertos temas.

Me pareció que era un buen momento para hablar con él, le llamé a su hija y me dijo que fuera cuando me diera la gana, a su residencia de Bakio. Antes, también en Bakio, sólo había estado una vez con él, para hacerle una entrevista para Deia, que debió ser publicada, pero que no recuerdo el contenido, aunque sí que me habló con una claridad que no esperaba. Y ahora recuerdo que estuve con él también -y con Xabier Arzalluz y Mitxel Unzueta, además del consejero delegado de Deia– en un almuerzo en Axpe Marzana en el que me confesó que había sido él quien se oponía a que yo entrara en el periódico: no se fiaba de mí.

Lo cierto es que después de que el director del periódico recibiera con satisfacción mi disposición a enrolarme en el diario del que Retolaza había sido pieza clave pasaron seis meses antes de que me abrieran sus puertas. Luis Mari Retolaza me dio luego la explicación, añadiendo que estaba ya encantado de que hubiera sido aceptado. “Entonces no mandas tanto como se dice, porque entré a tu pesar”. “Este -señaló a Arzalluz- era favorable, y ya ves…”, me contestó.

Fui pues a Bakio, hace unos meses, a hablar con Luis Mari Retolaza, sin ninguna intención de que sirviera para ser publicado nada de lo que allí se hablara. Quería hablar con él, comentar, contrastar, oponer, sobre asuntos que nadie conocía como él. Temas delicados, de país, de partido, que estaban en la entrevista de Berria y que quería ampliar: Ertzaintza, GAL, Guerra, Postguerra, Resistencia, EKIN-ETA, Servicios, militancia, compromiso… Hicimos un largo repaso, sin concesiones. También de personas. Me habló con franqueza, con confianza, y quedamos en seguir hablando.

Nada hacía sospechar que no le quedaran unos cuantos años de vida por delante. Es verdad que fumaba bastante -Camel, sin filtro- pero acababa de hacerse una revisión y le habían dicho que sus pulmones estaban mejor que los de Gorka, su yerno, por ejemplo. Tenía buen aspecto, y una lucidez total. Con su muerte, los abertzales perdemos memoria y referencias, además de complicidad, en un momento en el que tan importantes son.

0 pensamientos sobre “Luis María Retolaza, un abertzale con memoria

  1. Eneko

    No sé si será un tópico, pero de él se decía que uno de sus principales valores era su discreción, la esnecia del tan manido “valía más por lo que callaba que por lo que decía”.

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