Vascos en el mundo

Puntos filipinos a propósito de un acuerdo universitario en Nueva Vizcaya

Por un acuerdo entre universidades hemos sabido ahora muchos de la existencia filipina de Nueva Vizcaya. Eramos más los enterados de que vascos y filipinos tenían una larga historia común, más los que conocíamos personas y amigos que habían nacido en Filipinas y que vivían entre nosotros. Ahora que lo pienso, conozco más mujeres que hombres nacidas allí, tal vez porque lo dicen más. Sabíamos también del superviviente frontón de Manila, después de que desaparecieran tantos otros por todo el mundo.

Eramos más igualmente los que sabíamos de la existencia de la Nueva Vizcaya mexicana. Parece ser que llegaron sobre el 1556 –se puede leer en Internet- y que se trató en origen de un reducido grupo de “iletrados”, entre los que se encontraba Martín de Iradi. Informado luego del hallazgo el “letrado” Don Francisco de Ibarra, ordenó una expedición al capitán Don Rodrigo del Río y Lossa: 30 hombres expertos en minería y ganadería fueron a colonizar la zona y en 1564 fundaron ya Santa Bárbola, rebautizada luego Santa Bárbara.

  

Se multiplicó la población y diez años después fue nombrado allí Alcalde Mayor Melchor de Álava. Quizá sea en esta zona colonizada por vascos peninsulares, sostienen algunos estudiosos, en la que mejor se percibe el papel, burocrático, que los vascos jugaron en la Corte y en la colonias de la Corona de Castilla tras la expulsión de los judíos sefarditas, lo que no deja de ser una teoría sugerente que otros más expertos que yo deberían confirmar.

Todo el mundo sabía ya por el cine, la novela y la tele de Biscayne Bay, Key Biscayne y todo a lo que dan nombre en Florida y fuera de ella, que es innumerable. Dando una vuelta por la Red me he encontrado con que hubo también un modelo Chevrolet Biscayne en 1958 y con que hay unos afamados instrumentos musicales –espectaculares guitarras Biscayne Flyer Miami Series, por ejemplo, además de baterías igualmente espectaculares- que se llaman Biscayne.

Conocido es que vizcaino fue sinónimo de vasco y menos conocido, seguramente, que también guipuzcoano lo fue. La de la célebre Compañía Guipuzcoana de Caracas era una empresa claramente vasca, y no sólo guipuzcoana. Me da que las reclamaciones provincianistas y provincianas de los vascos son cosa más o menos reciente y muy interesada, precisamente para camuflar el común carácter vasco. No hay más que ver cómo los vascos españolistas son siempre los más navarros, los más vizcainos (o bilbaínos), los más alaveses, guipuzcoanos. No hay más que ver quiénes son los que alimentan las tensiones de eternos rivales deportivos, tan de actualidad en este momento.

A propósito de estos puntos filipinos, de mi etapa en Deia recuerdo dos instrucciones para el libro de estilo que llegaron de la mano de Luis Mari Retolaza: que se dijera “policía vasca” (a mí, confieso, no me salía) además de Ertzaintza, y que se dijera Golfo de Bizkaia en lugar de Mar Cantábrico. Retolaza daba mucha importancia a estas cosas. Por cierto, si debía ser Ertzaintza o Ertzantza fue objeto de larga y apasionada discusión de expertos. En este caso, como en casi todos los que tienen que ver con el habla convertido en lengua (ver Saussure o Barthes), los argumentos fueron más políticos que lingüísticos. Kintana, Lizundia, Amatiño, Lertxundi y Salvador Garmendia, entre otros, lo deben recordar bien.