Vascos en el mundo

Ayer no ganaron todos: que se lo pregunten a los realistas

¡Vaya domingo éste! ¡Qué nervios! ¿Por las elecciones? ¡No! ¡Por el fútbol! Yo mismo fui a votar ayer, por primera vez, a última hora, después de ver el partido, el encuentro, el enfrentamiento -desde luego, el juego no- entre el Athletic y el Mallorca.

Media hora antes del cierre de las urnas, en el instituto de Algorta en el que yo voto había mucho movimiento. Mucha gente, como yo, que había visto a nuestro equipo salir con bien, es un decir, del partido, el enfrentamiento, el desencuentro. Bastantes niños con la camiseta del Athletic acompañando a sus padres. Bastante gente conocida, que no soportaba bien mi provocación sobre la ayudita que nos había echado esta vez el árbitro.

  

Es que, con estas cosas, no se juega. Esto no es de pensar ni razonar, esto es de sentir. A veces tengo la impresión de que nos estamos pasando, de que deberíamos reflexionar sobre algunas cuestiones para que no parezca que lo único que nos apasiona son nuestros colores. Nuestros colores deportivos.

Porque de política y de país, que pasa también por la política, se habla poco y apasiona, salvo excepciones, muy poco. Según dice la gente razonable, el aburrimiento es señal democrática, prueba de normalidad, que no es el caso, por lo que habría que pensar en que esta apatía que se dejó sentir en la abstención y en que casi nadie hablaba de elecciones podría significar alguna otra cosa.

No voy a hacer análisis aquí hoy. Aunque hay mucho que analizar, porque hay mucho que analizar: ¡vaya que sí! Oigo a los analistas profesionales entre los que seguramente se me incluye a mí, y nunca decepcionan: siempre dicen lo que se espera que digan. Parecen -¿parecemos?- analistas de cuota. Hay alguna excepción: Mariano, siempre el más claro.

Y volvamos al fútbol, que es lo que preocupa, sobre todo a los de la Real Sociedad. Yo, que no quiero ni loco que la Real baje, aunque no sea ya la misma que tanto amé, la que el eibarrés-guerniqués Alberto Ormaetxea dirigía, me alegro de que Osasuna no se dejara. Me alegro de que nadie se deje. La peor ofensa que se puede hacer al adversario es no tomarlo en serio, no hacer todo por ganarle.

Me escribe John Mills desde Sao Paulo para pedirme información sobre el libro Historia de un inmigrante vasco, escrito por Santiago Ybarra, y me dice que vio el partido de la Romareda. “Nuestra defensa es lo mismo que la de los chavales de los Escolapios en hora de recreo”. John estudió en Bilbao y en Inglaterra (con un hijo de Aguirre: cuando se escribe así, Aguirre no hay más que uno), hijo de inglés y vasca. Descendiente de fundador del Athletic y seguidor/sufridor del club de sus pasiones por tres continentes. Siempre que me escribe termina con un Aupa el Athletic!

Aunque parezca o sea ya un tópico, si algo tiene diferente este Athletic nuestro es la afición, aunque ande mal, aunque no ande, sobre todo cuando anda mal, cuando casi no anda. Le decía yo a John que hay que pensar en algo, hay que enseriar la parte administrativa y gerencial del Club: otro tópico. No tengo corazón para decirle a John que no hay nada que hacer.