De una solemne boda Javanesa al despiporre de una fiesta australiana

Si es que esta ciudad da para mucho, y el plan de este pasado sábado fue de todo menos convencional: a las 7 de la tarde había sido invitado para asistir a la boda de una compañera de la oficina, y después, fiesta en una casa en la que viven una cuadrilla de australianos para ver el final de la Asian Cup. Si, yo también me pregunto….¿pero Australia no se supone que pertenece a Oceanía? Aunque si Israel da el cante en Eurovisión, ¿porqué no iba a poder el país de los canguros participar en la competición futbolera de Asia? Dejando las discusiones geopolíticas aparte, me voy a centrar en lo que interesa: La boda en cuestión y la fiesta posterior.DSCN1730

Sábado, 29 de enero de 2011. Quedo con unos compañeros de la oficina para coger un taxi que nos lleve hasta el lugar en el que se celebra la boda. Todos llevamos puesto un Batik, la camisa tradicional con la que visten los indonesios, suelen ser de colores vivos y estampados imposibles (el mío me costó 50.000 rupias indonesias, lo que vienen siendo unos 4 euros). Aunque yo no conozco a la novia (no es que haya hablado poco con ella y que apenas coincidamos en el trabajo, sino que no la conozco absolutamente nada, ¡ni siquiera sé como es físicamente!), la invitación iba dirigida a toda la oficina, y yo no me quería perder semejante evento.

(A ver, que no es que me colara en una boda. La ceremonia religiosa tiene lugar en la intimidad, en una mezquita y solo asisten los más allegados de la pareja. Al acto al que fui invitado es una especie de recepción en la que lo que se lleva es que asista cuanta más gente, mejor. Algo relativamente fácil de conseguir cuando hay comida de por medio.)

Tras unos 45 minutos en taxi conduciendo hacia el sur de Jakarta llegamos al lugar de la celebración. Curiosamente, el lugar escogido es el salón polivalente de una comisaría de policía (ó algo similar). En la entrada, un arco decorado con flores da la bienvenida a los invitados y en uno de los laterales de la puerta, un gran cartel elaborado también a base de flores recuerda el nombre de los contrayentes. Caminando por una alfombra roja llegamos al auditorio donde se va a celebrar el acto, al fondo, un gran escenario en el que destacan dos tronos en los que permanecen sentados los novios, a los lados, sus respectivos progenitores.  En uno de los laterales: un hombre con un micrófono recita una oración. Termina, y los invitados (unas 300-400 personas) comienzan a desfilar frente a los homenajeados para desearles lo mejor en su recién estrenado matrimonio. Y aquí llega el momento más embarazoso del día: ¿qué tengo que hacer? ¿Subo también al escenario a dar la mano a los padres y a la pareja? ¡Pero si no les conozco! ¡pero si encima la gente les está haciendo el saludo de una forma muy concreta!….realizando una especie de reverencia y estrechándoles las dos manos….Y para rematar, ¡¡¡les dicen algo en indonesio!!! Total, que allá fui, y con un par de consejos de unos amigos pasé la prueba sin mayores consecuencias.

Tras el pasamanos (el acto recordaba mucho a las recepciones oficiales que realizan las familias reales ó los políticos) llega la hora de llenar la panza. De menú, comida indonesia: mucho arroz, algo de verdura, mucha fritura, picante, más picante, pinchos de pollo y cordero, sopas, fideos y algo de dulce. Del alcohol, claro, ni rastro (que son musulmanes). Así que agua y zumo de naranja para todos.DSCN1742

Cuando apenas han pasado dos horas desde el comienzo del acto ya casi no queda nadie en el pabellón (en esta fiesta no hay lugar para la macarena o los inevitables pasodobles). Son cerca de las 9, así que nosotros cogemos un taxi y nos dirigimos a la casa en la que se va a celebrar la fiesta australiana. En menos de media hora pasamos de la solemnidad y formalidad de una boda tradicional indonesia a una fiesta en un chalet con piscina, con pizzas, cerveza y mucha gente de por medio.

Ah, ¿que queréis saber cómo fue la fiesta? Eso, mejor lo dejamos para otro día….

Geroarte!

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