Pinceladas de un despojo. Guaraníes

 

 

IMG_2067Queridos todos,

 
La semana pasada tuve la suerte de viajar con UNICEF a unas cuantas comunidades indígenas de la región de Chuquisaca, en el sur de Bolivia. Después de un periplo interminable en avión y camioneta, llegué a mi destino, el Chaco Boliviano. Y entonces empezó mi aventura. Ataviada cual exploradora en la selva y rociada de arriba abajo con repelente de mosquitos, pude disfrutar de un paisaje verde que te quiero verde y de parajes en los que el hombre aún no ha metido su zarpa. Descubrí que fuera del zoo, una también puede ver, bien de cerca, loros gritones, tucanes a mansalva, comunidades de mariposas bailongas y todo tipo de bichitos. Atención!! Vi una serpiente cascabel y aluciné mientras los locales, muy tranquilitos, me contaban que con su grasa fabrican ungüentos llenos de propiedades.
Y es que el Chaco, que ya lo recorrió en su momento el mítico Che Guevara, es chulo pirulo. Es una tierra caliente, húmeda, hermosa, y llenita de petróleo.
IMG_1971El Chaco es mucho más. Es una tierra que, entre pastos, bosques y caminos imposibles, esconde mucha historia, eso sí, menuda historia!. Es una historia de despojados, de Guaraníes. Despojados, porque tras la Guerra del Chaco (años 30), el Estado les arrebató su tierra, su modus vivendi, y su forma de subsistencia. Esas tierras quedaron en manos de cuatro terratenientes, más o menos. Como resultado de todo esto, el pueblo guaraní ha vivido durante todos estos años trabajando en régimen casi de exclavitud dentro de las haciendas (como ellos dicen, empatronados). Aunque pueda parecer imposible, hoy en día todavía quedan familias viviendo así.IMG_2196
Los que han conseguido recuperar su libertad se organizan en comunidades y están ganando cierta autonomía dentro del Estado. Gestionan conjuntamente la poca tierra que poseen y luchan por salir adelante. Ahora bien, no es fácil. Viven más libres, pero no mejor. Acusan problemas que en el norte apenas conocemos: la posibilidad de comer algo diferente al arroz y al maíz apenas existe, el acceso a la educación es mentira, el agua potable y la luz son cosa de privilegiados, poder ir al hospital es una lotería, y disfrutar de otro que no sea el trabajo en el campo, es casi una broma. Y lo que es peor, a veces, y a pesar de que sus ganas de lucha no cesan, me daba la impresión de que su orgullo se tambalea, su dignidad tropieza, sus manos, ásperas de tanto trabajo, tiemblan.
Buen día y mucha suerte a todos!

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