La nacionalización de la llama

mi llama

Queridos todos,

Esta es la historia de una llama; una llama que durante más de un año, ha vivido en mi casa. No os asustéis, que de repente, no me he vuelto granjera: se trata una llama gigante, de unos dos metros de altura, construida con totora (una especie de juncos que crecen en el lago Titicaca). La llama es guapa, vistosa, elegante y graciosa. La llama hacía las delicias de todos los que nos visitaban, que quedaban boquiabiertos y perplejos al ver semejante jumento. Qué os voy a decir, pero la gente admiraba nuestra llama. Y es que, es bella como ninguna. Tiene gracia, salero y mucho más que desparpajo. La llama era, sin duda alguna, la atracción más oportuna.

Si bien todo parece idílico con nuestra amiga la llama, había un pequeño problema: por mucho que la adorábamos, la llama no era nuestra. Había llegado a casa desde el lago Titicaca, de manos de un grupito de gabachos, que durante algún tiempo vivieron en nuestra morada. Franceses tenían que ser, carajo! Los franceses abandonaron la casa y nosotras, más listas que el hambre, les dimos largas para que no se llevaran a la llama. Eso sí, nunca dejaron de reclamar su propiedad. Y claro, esto, más de un disgusto nos costó: que si la devolvemos, que si ahora ya nos pertenece, que si se la damos de vuelta, que la hubieran recogido primero… En fin, que no nos poníamos de acuerdo.IMG_7135[2]

Tan codiciada fue la hermosa llama, que en más de una ocasión, cuando los gabachos vinieron a buscarla, nosotras, más malas que la quina, la defendimos a puerta cerrada. Vamos, que los gabachos tocaban al timbre una y otra vez, y nosotras no les abríamos. Y encima, lo que nos reíamos. Así hemos pasado muchos meses y cuando ya pensábamos que habían desesperado, los jodidos, volvieron a aparecer: querían recuperar a la llama de una vez. El debate ahí se intensificó: que si los franceses siempre tratan mal a los españoles, que tiran tomates en la frontera y joden a nuestros agricultores. Que si son muy altaneros…. Que si son gabachos… Tras el arduo debate encontramos la solución perfecta: mentir como bellacas. Les dijimos que tras una fiesta muy perversa, la llama había sufrido daños irreversibles. Mentira cochina, claro.

No sé si por caraduras, o por pesadas, los gabachos se tranquilizaron y logramos que la llama siguiese permaneciendo en la casa. Con nosotras, sus chicas. Han pasado muchos meses desde entonces. He de deciros que la llama ha vivido como una reinona con nosotras. Ha sido muy feliz entre tortillas de patata y paellas varias.

Por unas cosas o por otras, las españolitas que ahí vivíamos hemos decidido recientemente abandonar la casa. Pero… y ahora? Qué hacemos con la llama? Con todo lo que la hemos peleado, no podíamos abandonarla. Pues bien, queridos, hemos decidido nacionalizarla. En la línea de Evo, ya saben. La llama hoy por hoy, ni para gabachos, ni para españolitos: la llama ha pasado a manos bolivianas. Mi amigo Pablito la cuida desde hace un par de días. Espero que la trate con todo su cariño y mucho mimo. Si no, reabriremos viejas heridas.

 Todo sea por la llama!

Buen día y mucha suerte a todos!

4 pensamientos sobre “La nacionalización de la llama

  1. alf

    K alegria!!!!!!!!!!!! K alboroto otra llamaaaaaaaa pilotoooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!! Ja ja ja ja
    Como para llevaros la contraria!!!!!!!!!!! Si si si si si si si si llama nacionalizacionnnnnnnnnnn!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Jo do ya pensaba que estabas perdida por la selva o asi!!!!!!!!!!! je je je je je je je
    Aupa el racing!!!!!!!!!!! Saludos desde mordok
    ALF

  2. Pablo Rubio

    Hola Rocio, que alegría saber de la llama, y de vosotras, y de esa casa que me acogió unas semanas. Esto se lo tengo que contar a Pierre y a Margoux, unos gabachos maravillosos que protagonizaron algún intento de reconquista de la llama. Se van a tronchar. Le llegará a Jean que es uno de los locos que la compraron en el Titicaca y la llevaron a un piso 21 de La Paz.
    Un abrazo.

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