Vascos en el mundo

La Alfombra Voladora

El otro día me encontré con Xavi Gil, un catalán que andaba por el congelado Lago Khosvgol, en Mongolia, entrenando y mejorando la técnica en lo que le da de comer en Andorra, los trineos tirados por perros. Se había acercado a Ulaan Baatar porque en un par de días salía su vuelo de regreso a Catalunya y coincidimos en un restaurante. El me contaba sus aventuras al norte del país haciendo lo que mas le gusta y como el destino le había traído hasta aquí. Yo le conté las mías. Como ya se hacia tarde y aquí la gente se retira bastante pronto le propuse quedar al día siguiente para ir a visitar a la familia a la que junto a la Asociación Humanitaria “La otra mirada” estoy ayudando y así conocer un poco mas de cerca el proyecto que nos traemos entre manos. El aceptó entusiasmado.

El día amaneció soleado y por suerte así se mantuvo hasta el ocaso. Xavi se ofreció a comprar alguna cosa que esta familia pudiera necesitar y yo no sabía que podía ser mas acertado, si comprar los materiales para construir una ducha, puesto que no la tienen, o quizás un cochecito de paseo para niños, ya que las mas pequeñas apenas se alejan unos metros de la puerta del “ger” debido a su discapacidad.

Con la indecisión a cuestas nos subimos al coche de Gantulga, un joven mongol que se ofreció a acompañarnos ese día con su coche y nos dirijimos hacia el Narantuul (Naran es “sol” y Tuul el nombre del río que cruza UB) o Black Market, el famoso y enorme mercado de la capital mongola, donde la cantidad de genero es proporcinal a la de las personas que en él se agolpan. Una vez dentro lo primero que hicimos fué ir a echar un vistazo a los “carricoches”había uno superchulo con cinturón de tres puntos acolchado para el pasajero, capota, suspensiones de muelles…vamos un pepino como diría el Jonan de Baraka. Así que tampoco le dimos muchas vueltas, ese Ferrari de la estepa ya tenía dueños….o dueñas mejor dicho.

La ‘alfombra voladora’ de Otgon y Nenda

El tema de la ducha también era importante, porque hasta ahora a Otgon y a Nenda se las limpiaba con un trapo húmedo. Que casualidad, justo al lado del carrito había una bañera portátil con una especie de red para colocar al niño y que quede suspendido dentro, sin llegar a tocar el fondo. Ideal para evitar golpes contra sus maltrechos huesos. Así que tras el regateo la cosa se quedó en 100 euros, carrito y bañera.Con los presentes en el maletero enfilamos la bacheada carretera hacía Nalaikh donde las dos pequeñas residen.

Otgon y Nenda

Bueno, bueno bueno bueno, la que se montó al llegar…¿Os imagináis la cara de dos niñas que nunca en su vida han salido a pasear? Era la primera vez que Nenda (7) y Otgon(5) veían como era su pueblo mas allá de la puerta de su casa.

El primer paseo en 7 años. Que caras, que sonrisas, que ganas de tocarlo todo. Ahora sí se comportaban como dos niñas de su edad. No creo que a Xavi ni a mí se nos olvide jamás esa expresión de felicidad mientras rodaban por las polvorientas calles de Nalaikh empujadas a turnos por nosotros y sus hermanas. Era como si flotaran, como si fueran en una nube. Me recordaban a mí, cuando de pequeño soñaba que viajaba en una alfombra voladora.

Estos son los momentos que hacen que todo valga la pena, hasta el cielo cambió de color. Estas son las pequeñas victorias que uno necesita en la vida. Moltes grácies Xavi!!!