Chiloé, Una experiencia Ultratrail

Los Veleros de Bretaña. ¡Embarca y vive una experiencia bretona!.

Copy Pierre Torset

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En 2011, convencida de la importancia patrimonial de sus barcos antiguos, la región de Bretaña estableció un plan de acción, sobre 3 años, para ayudar a los propietarios de veleros tradicionales a mantener en buen estado sus embarcaciones y adaptar mejor su oferta a los turistas de hoy en día.

48 veleros tradicionales, es decir un 75 % de la flota francesa, seguían navegando a lo largo de las costas bretonas pero, desde hace unos años, las estructuras asociativas o privadas que gestionaban estos barcos, se enfrentaban a numerosas dificultades de mantenimiento, comercialización, adaptación a las nuevas reglamentaciones o renovación de los equipos.

Este apoyo proporcionado por la asociación Nautisme en Bretagne cubre varios campos: Una ayuda económica gracias a la prima « Skoaz ouzh skoaz » (hombro con hombro en bretón) para los propietarios que consigan federar alrededor de su proyecto a la población local con donativos. Un acompañamiento individualizado para mejorar la gestión, los métodos comerciales e incentivar las acciones colectivas para mutualizar medios. Y, además, llegar a acuerdos con las capitanías de los puertos para que puedan tener un lugar de atraque ideal que facilite el acceso para todos.

Estos resultados positivos son el principio de muchas mejoras, necesarias, para devolver a estos veleros su papel de embajadores de la región en los puertos bretones. Los 48 veleros tradicionales que navegan por aguas bretonas ofrecen a los visitantes unas excursiones atípicas que permiten descubrir la región desde el mar acompañados de auténticos lobos de mar apasionados por su tierra y sus barcos. Varias excursiones de este tipo fueron seleccionadas para formar parte del concepto de “Experiencias bretonas” creado por el Comité Regional de Turismo.

Copy: Ronan GLADU

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Rumbo a la isla de Houat a bordo del Krog E Barz

Con la fuerza de los brazos, se alza la gran vela. El viento de tierra de la mañana empuja alegremente el langostero por la Bahía de Quiberon con un café en la mano, miramos los mapas marinos mientras que los niños descubren el trabajo de los grumetes. Para llegar a la isla de Houat. Nos espera una travesía con mucho encanto, “auténticamente bretona”. Manejamos un velero de 30 toneladas con una vela enorme de 100 m2 y avanzamos a 7 nudos, es decir, unos 13 km/h. ¡Qué impresión! Al final de la mañana avistamos Houat. Es impresionante. Las casitas blancas alrededor de la iglesia parecen un belén junto al acantilado. Abajo, los marineros trabajan en el puerto de Saint-Gildas. Tenemos cuatro horas para descubrir la isla y sus grandes playas. A las 15h, se alza la trinquetilla azul y la brisa lleva tranquilamente el barco de vuelta hacia el puerto mientras disfrutamos del sol de la tarde en el puente. + INFO

Navega hacia las Siete Islas a bordo del SaintC’hireg

Gracias a Denis, todo el mundo se siente muy a gusto en este velero. Al salir del puerto, el skipper ofrece un café a su tripulación. El puente transformado en terraza, ofrece unas vistas excepcionales. En popa, las rocas esculpidas de la costa de Granito Rosa y dibujándose en el horizonte, los acantilados de la reserva de las Sietes Islas, blanqueadas por la presencia de miles de pájaros. El viento nos acerca en silencio a los alcatraces, los frailecillos, los cormoranes… Unas focas toman el sol. Rodeado de esta fauna, el langostero es un invitado privilegiado. ¡Llego la hora de comer! Toda la tripulación desembarca en la isla de los Monjes (île aux moines) para un picnic al pie del faro. Después de un viaje por la historia de la isla, la marea nos incita a regresar al barco. Zarpamos hacia la costa y Denis, un auténtico enamorado de la zona, nos cuenta cómo cinco islas se transformaron en siete y cómo los monjes galos conquistaron a los habitantes de la costa. + INFO

Copy: Ronan GLAUDU

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Paseo gastronómico en el An Durzunel

El velero An Durzunel propone varios paseos gastronómicos. Uno de ellos es el « corsario ». Durante 3 horas Jérôme, un viejo lobo de mar de pelo rubio y piel curtida, nos convierte en auténticos grumetes. En este pequeño barco, uno se siente rápidamente a gusto. Con poco esfuerzo alzamos y recogemos velas. ¡Formamos una buena tripulación! No es poco el orgullo que produce estar al timón de esta bonita embarcación. Zarpamos, desde la punta de Grouvin, con el viento contra el rostro para disfrutar de una vista panorámica inmensa que abarca desde el Cabo Fréhel hasta la bahía del Mont Saint-Michel. Después, el capitán ordenará echar el ancla para hacer un picnic a bordo. En el menú: ostras, pan, mantequilla Bordier y encurtidos de verduras según la receta del cocinero y viajero Roellinger. De postre, un delicioso kouign-Amann Todo ello acompañado con un delicioso vino muscadet bien frío. ¡No hay duda: esto es la felicidad! En el An Durzunel, el patrimonio histórico, marítimo y gastronómico de Cancale crean una maravillosa alianza. + INFO

Descubrir las islas de Glenan a bordo del Popoff

Desde una calita de la bahía de Concarneau, embarcamos en el Popoff para disfrutar de un aperitivo musical o un crucero por las islas del archipiélago de Glenan. Durante 1h30, entre tela y madera, cielo y mar, la experiencia es única. Ya en alta mar, Franck y Joseph os enseñan las maniobras. ¡El barco necesita brazos! Los jóvenes grumetes sujetan el timón. ¡Qué sensación, oír el ruido del viento en las velas y ver las islas crecer! Franck da más detalles sobre la navegación a los más interesados justo antes de echar el ancla en las aguas transparentes de la isla Saint-Nicolas y de compartir un agradable aperitivo. Después del picnic y de un buen baño, seguimos la travesía durante dos horas más. + INFO

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