Chiloé, Una experiencia Ultratrail

CUBA: Santiago de Cuba, una pasión inolvidable

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La algarabía y el murmullo de la multitud en las calles, captan la atención de quien recorre esa urbe añeja, pero renovada, no solo por el remozamiento a la que es sometida con motivo del aniversario 500, sino también por el espíritu indomable de sus hijos, frente a la rutina que suele mutilar el entusiasmo.

Y es que el dinamismo de la vida en Santiago no da lugar a la monotonía; basta pasar por la Plaza de Marte, el Parque Céspedes, la Casa de la Trova, la Placita de Santo Tomás, el Paseo Martí o por un sencillo barrio, y se percibirá la alegría, aun en las más insospechadas circunstancias. Una mulata sube una loma con una risa que se come el mundo y protagoniza una danza de caderas, mientras escucha al trovador que guitarra en mano, ocurrentemente la nombra María Cristina, y le dice que lo quiere gobernar, en tanto un joven le susurra que con ella se va aunque le cueste morir.

En la calle Enramadas, una pareja baila al compás de la canción del Septeto Santiaguero que se reproduce en una pantalla gigante, convertida en un fenómeno cultural en la populosa arteria, y una muchacha reclama el jaque mate que le dieron en la peña de ajedrez del Parque Serrano. La bahía santiaguera invita a contemplar sus encantos, sueño que se hará realidad con un Malecón erigido en el Paseo La Alameda, que más allá de constituir un espacio físico, será el sitio para enamorarse, piropear, cantar, disfrutar la belleza natural o contar las peripecias de un día de escuela o trabajo.

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Lo mismo en una peluquería que en una cola, vuelve el huracán Sandy como tema recurrente para todos: la mujer que se metió en un escaparate para protegerse del viento voraz, el niño que vio su escuela hecha añicos, o el anciano que en tantos años jamás presenció fenómeno semejante. Han pasado más de dos años y Sandy permanece en la memoria de la madre que recibió ayuda para hervirle el agua a su hijo; de los vecinos que por más de una semana, cocinaron juntos como una sola familia, y de los santiagueros que quedaron sin techo en sus viviendas, pero no sin esperanza. FUENTE + INFO

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