Árbitros y entrenadores, víctimas de los intolerantes del deporte escolar

Insultos y falta de respeto hacia los árbitros y desconsideración a la labor de los entrenadores son las manifestaciones más frecuentes de padres y familiares intolerantes que acuden a presenciar competiciones deportivas escolares, en las que anteponen el resultado deportivo a la formación de los menores.

Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Valencia, financiado por el Consejo Superior de Deportes (CSD), para diagnosticar las manifestaciones y las causas de la intolerancia a las competiciones deportivas escolares.

En el estudio, coordinado por el profesor de Pedagogía Aplicada de la UAB, Joaquín Gairín, y el docente de Didáctica de la Universidad de Valencia, José Luis Muñoz, han participado escolares, deportistas, entrenadores, técnicos deportivos, profesores, familias, árbitros y responsables institucionales mediante 529 cuestionarios, 44 entrevistas y 4 grupos de discusión.

Según Gairín, los resultados del estudio evidencian que las manifestaciones de intolerancia más frecuentes en las competiciones deportivas escolares “suelen vincularse a la falta de respeto y apoyo a la función desarrollada por los árbitros, los insultos y otras manifestaciones de violencia, y a la ausencia de colaboración con los entrenadores”.

El estudio concluye que “hay que evitar pedir esfuerzo sin límite a los niños y jóvenes deportistas, que es preciso abolir las carencias de respeto y el requerir comportamientos de estrella, así como hablar despectivamente de los entrenadores y menospreciar las tareas que estos realizan”.

Las agresiones verbales, por parte de familiares y espectadores, son las más habituales en este ámbito y suelen dirigirse a árbitros, entrenadores y deportistas a partir de determinadas acciones del juego y decisiones arbitrales.

El estudio constata que las causas personales de la intolerancia “guardan relación con la imitación y el deseo de sobresalir, la tensión y la presión por ganar, el orgullo y la envidia, la falta de respeto y el comportamiento incívico de los espectadores”.

En cambio, las causas contextuales de la intolerancia tienen más que ver “con una mayor preocupación por los resultados que por la formación, con la falta de cultura de la tolerancia y con la existencia de una determinada cultura de la violencia asumida socialmente”.

El estudio, publicado en la Revista de Psicología del Deporte, señala que “la educación en la tolerancia” de todos los implicados en las competiciones deportivas escolares es la medida que los participantes consideran más efectiva para combatir esta lacra.

Por eso, el estudio concluye con el diseño y la validación de un Código de Conducta que contempla los diversos colectivos y agentes implicados -personas, grupos e instituciones- y los niveles de regulación: principios, justificación, normas reguladoras y conductas a evitar.

Según Gairín, “pese a los esfuerzos realizados hasta el momento, la intolerancia sigue estando presente en las competiciones deportivas escolares”.

Es por este motivo que documentar su presencia y desarrollar un Código de Conducta como propuesta para incidir en la mejora de la deportividad “puede apoyar el establecimiento de programas de intervención”.

“Este hecho puede contribuir, a su vez, a generar conciencia individual y colectiva en torno a la necesidad de erradicar los comportamientos intolerantes en el deporte escolar, ya que suponen un verdadero impedimento para la formación de niños y jóvenes en valores educativos“, ha concluido Gairín.

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