Askartza renuncia a jugar en la Segunda División Nacional

El Askartza Waterpolo renuncia a la plaza que le daba derecho a jugar en la Segunda División Nacional tras el enredo en el que se haya el club leioztarra entre la falta de apoyo institucional del gobierno local y la falta de financiación privada. El Askartza había logrado en el Campeonato de España de Tercera División la plaza tras proclamarse campeón con un equipo con una media de edad de 16,6 años.

Los motivos que han expuesto desde el club claretiano son, la falta de apoyo institucional por parte del gobierno local y el difícil acceso a la financiación privada en un Territorio Histórico donde el waterpolo se encuentra en una situación marginal. Estos dos factores, sumado a la falta de lámina de agua, han sido claves para que desde la directiva del club asuman que no pueden financiar una campaña entera en la categoría de bronce del waterpolo español.

Una pena teniendo en cuenta que hubiese sido una ocasión única para que un equipo con una media de edad de 16,6 años pudiese foguearse en categoría nacional y certificar una transición totalmente rodada para el primer equipo del Askartza. Así, la renuncia supone volver a la Liga Euskal Herria para los pupilos de Joan Albella e Isusko Arias, una competición que poco aportará al joven conjunto claretiano dada la proyección que aparentan hasta el momento.

Una temporada para enmarcar

A pesar de la renuncia, el Askartza ha sido una de las sensaciones de nuestro deporte en la temporada 2014-2015. Un club humilde pero histórico a la vez. Que lleva veinte años en la categoría del waterpolo estatal y que en el presente ejercicio a recogido uno de los mejores resultados deportivos en su corta vida.

Pero para comprender mejor esta pequeña historia de valientes o de David y Goliat como diría el ‘afrancesado’ Darío, es menester contextualizar los últimos años del Club Askartza. En la temporada 2009-10 los claretianos padecieron una de las crisis institucionales más fuertes desde su creación como sección de waterpolo en 1981. Hubo varios factores importantes que determinaron la caída de este pequeño coloso. El primero de ellos fue el abandono de las categorías inferiores desplazándolo como pilar esencial en la filosofía del Club y, el segundo, la excesiva dependencia de los jugadores extranjeros que acostumbraban a salvar los muebles claretianos a final de temporada. Ambos factores iban de la mano. Si la cantera no producía se tiraba de ‘talonario’.

Aquella temporada Askartza descendió justamente. Con una plantilla con Isaías Fernández y Antonio Pirela como referentes, no fue suficiente debido a que tuvieron que entrar en escena jugadores del año 90/91 que, en su mayoría, no estaban rodados lo suficientemente en competiciones estatales. Y es que el desarrollo de jugadores vascos no es como en Catalunya que, con 18 años tienen una serie de partidos importantes a sus espaldas. En el norte los clubes son pocos y los partidos que se disputan no brillan, digamos, por su exquisitez.

El ‘doctorado’ de Albella

En el 2011 aterriza desde Olot Joan Albella. Un desconocido en los banquillos para muchos pero, con fama de aguerrido en el agua. Hasta entonces su trayectoria como entrenador se había basado en las categorías inferiores de su Club. Optó por Bilbao en lugar de Marbella, donde ya tenía avanzadas las gestiones y, probablemente se hubiese ahorrado más de un disgusto porque Albella vive con mucha pasión este deporte.

El trabajo que le esperaba al olotí era mucho. Prácticamente sin una cantera en la que proliferasen jugadores de calidad, un primer equipo mermado y unas estructuras poco definidas hacían que este club, formando netamente por jugadores amateurs y sin pretensión alguna en profesionalizar sus labores, fuese muy especial y la necesidad de un cirujano que inyectase la dosis necesaria para restablecer el pulso a un paciente con pocas esperanzas de vida.

El Askartza pudo competir en Primera División esa temporada gracias a las covachuelas de la RFEN tras sucesivas renuncias. Nadie esperaba que aquella temporada y de la noche a la mañana el Askartza pudiese volver a una digna competición de tú a tú con otros equipos. Pero rápidamente el ‘doctorado’ Albella sacó a relucir lo mejor de cada uno en cada partido y se logró salvar la categoría de manera apretada, sacando dos puntos al Manresa, en penúltima posición.

Desde ese año, el club claretiano no ha hecho más que mirar para arriba y mejorar las posiciones de años anteriores. La presente temporada ha sido para enmarcar, recibiendo las loas de sus rivales por el año realizado. Quintos. Algo impensable cuando Albella llegó a Bilbao. Manteniendo a los jugadores de la casa como elementos indispensables, teniendo éstos en su capitán Xabi Orozko, el referente en el juego. Con un David Estallo estelar, protegidos en defensa por Eneko Orozko, bajo palos un renacido Esteban Yañez, dos catalanes como Héctor Ríos y Álvaro Fernández cumpliendo con creces, un siempre polivalente Unai Azkorra, un zurdo como Jorge Julián cuyo compromiso con los compañeros es de quitarse el sombrero, una vieja gloria como Aitzol Ruiz y, sobre todo, con un cambio generacional natural que se ha producido sin brusquedad como sucedió años atrás.

Pero uno de los temas más importantes desde la llegada de Albella y con Isusko Arias como prolongación de la misma es que, se volvió a poner como eje principal el trabajo de cantera, haciendo hincapié en la competición de los chavales para que lleguen lo más rodados posible a una edad determinada.

En este apartado, un episodio aparte es la generación de 1998. Entrenada por la mano derecha de Albella, el sempiterno Isusko Arias, la presente temporada han hecho historia para el Askartza alzándose con el título y que da derecho a disputar la Segunda División estatal. Con un equipo con una media de edad de 16.6 años, han sacado los colores a más de una escuadra veterana.

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