¿Hasta donde tiene que bajarse los pantalones un entrenador?

Puede que al leerlo te suene un poco fuerte el titular, eso quiere decir que no te has visto en esa tesitura, pero sin embargo si has asentido con la cabeza o incluso suspirado, es que sabes de lo que hablo.

Independientemente de la categoría a la que se entrene, todo entrenador ha tenido siempre que ceder ante muchas situaciones que se dan en el día a día. No somos profesionales, pero seguro que también en equipos de primer nivel los técnicos se han visto obligados a mirar para otro lado o a no tener cosas en cuenta por un bien común que no es otro que el buen funcionamiento del grupo.

Hablo desde los más pequeños, aquellos que empiezan y practican varios deportes. El nuestro, al principio, debe ‘competir’ con otras modalidades como el fútbol, el baloncesto o el balonmano y cuando el fin de semana el niño o la niña tiene que elegir a qué jugar no queda otra que asumir y respetar. Por fortuna, con el paso del tiempo, y teniendo que ser condescendiente muchas veces, la mayoría acaban jugando con al balón amarillo (en nuestro club, por suerte es así). O aquellos partidos a los que no pueden acudir porque hay una comida familiar o tienen un viaje fuera (en estos casos mandan los padres y madres, a los también hay que ir educándolos, muy importante).

Cuando se hacen más mayores los problemas son otros. Están los que no saben organizarse con los estudios y faltan a entrenar cuando se acercan los exámenes, y claro, como no tenemos cientos de jugadores, pues a veces tienes que tragar (los estudios son lo primero, sí, pero organizaros, ¡coño!) y aunque no hayan entrenado hay que convocarles. Los que más entrenan mejores notas sacan… ahí lo dejo,

Y luego están los más mayores, los que ya trabajan, los que ya conocen la calle y la fiesta, los que no quieren perderse nada y quieren llegar a todo, pero que no llegan ni a la mitad de las cosas que quieren. Por suerte en el ámbito que me muevo tenemos la fortuna de que les gusta lo que hacen y la mayoría se sacrifican para poder cumplir con el club.

¡¡Pero OJO!! que nadie se engañe por lo escrito hasta ahora, a pesar de lo dicho, hay límites, ya sean con los pequeños (aquí hay ser muyyyyyyyy flexible), medianos o mayores. Y cuando se pasan y estiran en exceso de la cuerda llegan las sorpresas.

Los entrenadores nos bajamos los pantalones, cedemos, aguantamos, miramos para otro lado, pero siempre sin perder el rumbo, sabiendo donde está el límite y controlándolo en todo momento. Esa es la clave, saber hasta donde te puedes bajar esos pantalones. Porque si no sabes controlarlo te los quitarán del todo y se quedarán hasta con tus calzoncillos.

Creo que es un tema que en mi club se controla bastante bien. Estamos en una isla waterpolística, y hay que saber hacer de todo. Ser educador, padre, madre, amigo, amiga… pero sobre todo, saber ser entrenador y tener los pantalones bien puestos, aunque a veces se caigan un poco, como como eso está de moda ahora…

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