Una reflexión anónima sobre ‘los auxiliares de mesa, o, mejor conocidos como mesas’

Nos mandan este mensaje anónimo  que hemos decidido publicar:

Hoy en día no es difícil encontrar una polémica en las piscinas. Normalmente, las protestas se centran en los árbitros, que terminan siempre como responsables de los malos resultados de los equipos. Sin embargo, hay otro colectivo que tendría que pasar desapercibido, y, por desgracia, en bastantes ocasiones, terminan siendo los protagonistas. Hablamos de los auxiliares de mesa, o, mejor conocidos como mesas, simplemente.

A nadie se le escapa lo fundamental que es en un partido, sea del deporte que sea, el control del tiempo, goles y faltas para el correcto funcionamiento del mismo, y que este pueda llevarse a cabo con una legalidad y neutralidad a todas luces necesaria. Tanto para el bien del equipo local como el visitante, siendo todos iguales.

Permitir diferencias de criterio en la constitución de esas mesas dependiendo del territorio donde se celebre el partido es un grave error. Mientras que en Bizkaia se mantiene un control sobre los auxiliares (ni que decir sobre la presentación, siendo obligatorio el polo de la Federación Bizkaína de Natación), en Álava y Gipuzkoa siempre nos encontramos con madres, padres, jugadores y jugadoras de los clubes locales ejerciendo de mesas.

No es de recibo dejar en manos de gente sin preparación la responsabilidad y tarea de los árbitros de mesa. Mayores y en muchas ocasiones pequeños que, sin haber recibido una preparación correspondiente, ejercen de auxiliares porque, parecer ser, los clubes no disponen de más gente que esté dispuesta a realizarlo.

¿Soy el único que alguna vez ha tenido que protestar porque el tiempo de posesión parece que hace cosas raras? ¿Nadie ha protestado porque el general se para o sigue, misteriosamente, a gusto de alguien? Banderas que no se levantan en el momento adecuado, expulsiones mal contabilizadas, actas que no cuadran… No es complicado encontrar alguna errata en cualquier partido, y de cualquier categoría.

Una liga en la que compiten equipos de distintas provincias no puede, ni debe, tener esas diferencias, más si cabe, cuando está regulada por un único comité de competición. Al igual que ocurre con los deportistas, también a los árbitros y clubes se debe apercibir si cometen un error y sancionar si lo hacen de manera reincidente.
Por todo ello es necesario una coordinación y un orden en toda la comunidad autónoma. Que se establezcan unos requisitos mínimos (véase la edad, uniformes o cursos) que aseguren y perseveren el correcto funcionamiento de los partidos. Un pasito más para mejorar nuestro waterpolo, que ayude y beneficie a todos por igual. Lo llamado bien común.