Esa piedra viva es obra de uno de los mejores escultores de todos los tiempos: Gian Lorenzo Bernini, el gran maestro del Barroco italiano. Inspirado por grandes artistas, favorito de los Papas, Il Cavaliere supo dar aliento al mármol y llevar el virtuosismo técnico hasta cotas insospechadas.
La producción escultórica de Bernini es numerosa y variada pero tiene siempre un denominador común, la vida. La fuerza que emana de cada una de sus figuras, la sensación de que estamos ante seres que respiran y el vigor de sus gestos y movimientos nos sorprenden inevitablemente, cada vez que nos ponemos ante ellas. La ligereza de Apolo y Dafne, la fuerza de David, la intensidad del Rapto de Proserpina o la experiencia mística del Éxtasis de Santa Teresa nos dejan siempre con la boca abierta porque parece impensable que alguien pueda expresar las pasiones humanas con semejante acierto.
A día de hoy, cuando quiero que los alumnos que visitan con nosotras el Museo de Reproducciones se den cuenta de la capacidad que algunos escultores tuvieron de dar vida a la piedra, les pido que busquen a Bernini en Internet. Algunos han vuelto para decirme que lo habían hecho. Y siempre me lo han dicho con ojos de fascinación.
Este vídeo corresponde a una serie de documentales sobre grandes figuras de la Historia del Arte, producido, hace ya unos años, por la BBC. El segundo de ellos (del cual esto es un fragmento) está dedicado a Berninin.