Nada más elegir el sitio el rey mandó circundar el lugar con quince estelas de demarcación y en ellas dice que Atón emprende el viaje hacia el Horizonte del Sol, su primer lugar, el que él creó para sí mismo. El nombre dado por el rey a ese terreno que ofrecía al dios se fue llenando de gente, el Horizonte del Sol nunca aparece en los textos de la época con el determinativo de ciudad usado en lo jeroglíficos egipcios. Amarna era, por tanto, la finca de Atón, donde todo le pertenecía porque el rey se lo ofrecía.
Un segundo motivo pudo ser la peste que asolaba Egipto y Oriente Próximo desde el reinado anterior.
Tebas, la gloriosa Tebas, que vio entrar a los ejércitos victoriosos y conquistadores del Imperio Egipcio, la que presenciaba el desfile de los pueblos sometidos portando sus tributos al Señor de las Dos Tierras, la que integraba en sus campos, sus templos o sus instituciones a cientos de extranjeros donados a Egipto, la que celebraba con gran pompa las procesiones religiosas, la que todos conocían con el nombre de la Ciudad porque ninguna otra la podía igualar, era abandonada por el señor, que partía hacia un horizonte desconocido donde reinaría el sol… ( Continuará )