Este tipo de pinturas exponen un auténtico dilema moral que se planteaba en la sociedad de la época: como conciliar la riqueza y la abundancia con la austeridad que proclamaba la rigurosísima moral calvinista.
Estos cuadros también transmiten un mensaje dual: aprecia la belleza que te rodea, pero recuerda siempre que es efímera. Y alcanzó tanta popularidad que llegó a formar un género propio que se conoce como vanitas, entendida no como presunción, sino como fugacidad o vacío.
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Es una buena y bella metafora la de estos hermosos bodegones, que ademas de servir para decorar paredes y salas.. Porque a la vez guardan ese valor intrínseco que nos habla la brevedad de la belleza. Bonita pintura me transmite mucha melancolia.