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El discurrir de la pintura alegórica del siglo XVIII

A medida que transcurría el siglo XVIII, los motivos de la pintura alegórica se hicieron cada vez más personales. Desde las relaciones íntimas en la corte francesa hasta los horrores de Goya y la obra de Fuseli, los artistas exploraron nuevos temas para expresar y simbolizar sus experiencias vitales. Ya no recurrían a las fórmulas narrativas y visuales de los mitos griegos para crear alegorías más generales a otras más personales, éstas también pasaron de representar ideales sociales y culturales y simbolizar y poner de relieve las nuevas realidades de la vida.

En Venecia, la demanda de pinturas alegóricas tradicionales continuaba, y el estilo de Giovanni Battista Tiepolo era muy apropiado para este tipo de obras. La corte francesa prefería las representaciones más personales y líricas de Jean-Antoine Watteau, Francois Boucher y Jean-Honoré Fragonard, que contrastaban con las grandes pinturas del siglo anterior. A finales del siglo XVIII, los artistas románticos crearon un repertorio completamente nuevo de temas y mensajes simbólicos.

Iker Landeta: