Antes de entrar en la iglesia de San Lorenzo, nos vamos a detener en su fachada, a pesar de que hoy en día se vea absolutamente desnuda. Y lo haremos porque ha dado mucho de qué hablar a lo largo de los siglos. Pero, especialmente en el XVI, cuando León X encargó a Miguel Ángel que diseñara una fachada acorde con un monumento como este, que servía como símbolo del mecenazgo y del poder de la familia Medici.
La iglesia de San Lorenzo se terminó a finales del siglo XV, a excepción de la fachada, tanto en su parte interior como en la exterior. Aunque pudiera parecer algo extraño que una iglesia fuera terminada y consagrada sin portada, es algo muy frecuente. Las iglesias comienzan a construirse por la cabecera, avanzando paulatinamente hacia los pies por lo que las fachadas son siempre lo último en levantarse.
En 1513, el ascenso al solio pontificio de Giovannni de Medici, convertido en el Papa León X, permitirá reanudar los trabajos en el que ya era el templo familiar. Con motivo de su visita a Florencia, en 1515, decidirá acometer las obras necesarias para la terminación de la fachada de San Lorenzo.
Según las fuentes, León X abrió un concurso público para la ejecución del diseño de una gran fachada de mármol, en el que, junto a Miguel Ángel, participaron nombres tan ilustres como Andrea y Jacopo Sansovino, Baccio d’Agnolo, Giuliano da Sangallo o Rafael.
Fue Miguel Ángel quien finalmente consiguió el encargo de la fachada aunque parece que, en un primera fase del proyecto, él se hizo cargo, únicamente, de la decoración escultórica quedando la parte arquitectónica a cargo de otro artista.
En cualquier caso, a partir de 1518 él será el único responsable del diseño de la fachada y su decoración. Se conservan infinidad de dibujos del proyecto, así como descripciones y una maqueta de madera elaborada por el mismo Miguel Ángel. Gracias a toda esta documentación nos podemos hacer una idea bastante clara de la evolución del diseño, desde un proyecto en el que la arquitectura se supedita a la escultura, hacia otro en el que la primera cobra un protagonismo indiscutible.
Pero a pesar de todos los esfuerzos depositados por Miguel Ángel en el proyecto, las pretensiones constructivas de los Medici, provocaron su abandono. En los años sucesivos, Miguel Ángel se vería inmerso en la ejecución de otros dos magníficos proyectos arquitectónicos para sus mecenas: la Biblioteca Laurenciana y la Sacristía Nueva, lo que le impediría llevar a la práctica su diseño para la fachada de San Lorenzo.