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La galería de arte del Marchante Gersaint. Antoine Watteau. ( Parte II )

A Watteau le gustaba utilizar como modelos a amigos y conocidos, y así debió ocurrir en este cuadro. Probablemente, la dama que muestra el espejo es Madame Gersaint, la esposa del marchante.

Se cree que como modelo del hombre que está de pie posó Claude Gluck, propietario de una tintorería y empleado de la Real Fábrica de Tapices. Junto a él está sentado su sobrino, Jean de Julienne, quién en 1721 asumió la dirección de la tintorería. Se cuenta de este último que se levantaba a las cinco de la mañana todos los días, y eso en una época en la que para enriquecerse bastaba con empezar a trabajar a las doce.

Gluck y Julienne eran de esos nuevos ricos, siguiendo la moda de entonces, se interesaban por el arte y compraban y vendían cuadros. Julienne fue nombrado miembro de honor de la Academia Real de Pintura y Escultura. Tras la muerte de Watteau, hizo grabar su obra en cobre y la vendió en cuatro series. Unos opinan que rindió con ello homenaje al pintor, otros, en cambio, que vendió su amistad.

El hombre que muestra el gran cuadro ovalado debe de ser el marchante, Farnçois Gersaint, que tenía 24 años cuando Watteau pintó su tienda, la segunda que poseía. La primera se quemó y se encontraba en otro puente.

Gersaint era un hombre de mucho éxito que vendía obras de arte, artículos de lujo etc.… Y como podemos ver la galería de Gersaint está a rebosar.

A diferencia de siglos anteriores, los artistas ya no trabajaban exclusivamente por encargo directo de la iglesia o de la aristocracia, sino que pintaban libremente y ofrecían sus obras a quienes se las quisieran comprar. Esto fue posible porque el círculo de compradores se fue ampliando con los nuevos ricos. La oferta de arte creció según la demanda. Sin embargo el mercado se volvió demasiado complejo para el simple comprador. Nació así el oficio de marchante. En el siglo anterior ya existían, pero su número aumentó mucho.

Además de cuadros, Gersaint también vendía relojes, espejos y objetos del Lejano Oriente, como la cajita del mostrador. China estaba de moda. Su primera tienda, la que perdió a raíz de un incendio, se llamaba Au Grand Monarque en honor a Luis XIV, la nueva llevaba por nombre A La Pagode.

En Francia, la palabra clave de la nueva concepción de la vida era commodité (comodidad). Precisamente el mueble llamado cómoda apareció en Francia durante la regencia. En las cómodas, los objetos se podían buscar con mayor facilidad que en los arcones. También la pablara nécessaire (necesario) adquirió por entonces un significado adicional.

El regente le regaló a una duquesa un néccesaire con todo lo preciso para preparar y tomar el té, café o chocolate, bebidas de moda por aquel entonces. La caja del mostrador es un nécessaire de toilette con cepillos y un frasco de maquillaje o una polvera.

Según Gersaint, Watteau pintó el cuadro en 8 días y trabajando en él sólo por las mañanas. Su mala salud o más bien su debilidad no le permitían dedicarle más tiempo. Es del todo improbable que un cuadro de esas medidas (308 x 161 cm) se pudiera pintar en 8 días. O bien había trabajado anteriormente en él otro pintor, o Gersaint se equivoca.

Iker Landeta: