Duthie, empleado de comedor en el Instituto Tecnológico de New Plymouth, había estado celebrando el 50 aniversario de bodas de sus padres, y aprovechó para probar el vodka que le habían regalado unos alumnos del instituto donde trabaja.
Minutos después de consumir el vodka, se dirigió a su habitación y, de repente, todo se volvió negro.
“Pensé que se había ido la luz y que se había hecho de noche, pero eran solo las 3 de la tarde. Y allí estaba yo, buscando a tientas el interruptor de la luz, cuando lo cierto era que estaba completamente ciego”, ha declarado a la prensa.
Duthie fue ingresado en el Tanabaki Base Hospital, donde los médicos pensaron que había sido envenenado con formaldehído, que está asociado a la ingesta de metanol y que puede ser tratado con etanol, el tipo de alcohol presente en las bebidas alcohólicas.
Sin embargo, el hospital no contaba con etanol suficiente para tratar a Denis Duthie, por lo que uno de los ATS se acercó a la licorería más próxima y compró una botella de whisky.
“Johnnie Walker, etiqueta negra. Era un buen whisky, sí”, recuerda Duthie.
Los médicos introdujeron el whisky en el estómago del paciente a través de una sonda y esperaron a que surtiera efecto.
“Me desperté cinco días después y nada más abrir los ojos vi que había recuperado la vista”, afirma Duthie. Lo que no aclara es si sufrió resaca o no.