Donostia-San Sebastian

Una mujer que fue víctima de una violación en 2010 en el centro de San Sebastián ha asegurado hoy que, antes de ser forzada, su agresor le propinó un puñetazo de una intensidad tan grande que le rompió cinco huesos de la cara, tras lo que se quedó aturdida y fue agredida sexualmente.

Así lo ha relatado hoy la perjudicada durante el juicio que se sigue en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa contra un ciudadano colombiano para el que la Fiscalía solicita doce años de cárcel por un delito de agresión sexual, mientras que la acusación particular, que ejerce la víctima, eleva su petición de condena hasta los trece años y once meses ya que le imputa además un segundo delito de robo con intimidación.

Durante su declaración ante el tribunal, la agredida ha recordado cómo aquel día no podía dormir porque padecía vértigos, por lo que sobre las 4:30 horas decidió acudir al cuarto de socorro situado en la calle Bengoetxea y, al llegar a la Plaza de Gipuzkoa, que se encontraba desierta porque era una jornada entre semana, fue abordada por un joven que le preguntó por la Parte Vieja.

En el momento en el que ella le hizo una indicación con el brazo, el hombre le dio un golpe “brutal” en la cara que le fracturó cinco huesos, tras lo que la tiró al suelo, le pidió la cartera y le advirtió de que no gritara porque, de lo contrario, sería “peor”.

En estado de aturdimiento, por los vértigos que sufría y el golpe recibido, el agresor le bajó los pantalones y la ropa interior y le introdujo los dedos, al tiempo que le insistía: “no luches que es peor”.

La mujer ha recordado que, posteriormente, el joven la levantó y la llevó a un lugar más apartado, tras el busto de Usandizaga que hay en un jardín de la plaza, donde la volvió a arrojar al suelo. Él se bajó la cremallera y reiteró los tocamientos. “La intención estaba clara”, ha afirmado la víctima, quien se sentía atemorizada por la violencia de la agresión y la posibilidad de que su atacante tuviera un cuchillo.

“Yo rezaba. Señor ayúdame. Y de repente aparecieron como ángeles tres agentes de la Policía Municipal. Dos chicos y una chica. Él se escapó corriendo y lo cogieron en la calle Camino”, ha explicado la mujer, quien ha indicado, con rotundidad, que durante la agresión pudo ver “bien” la cara de su atacante que estaba “en plan chulo” y al que pudo reconocer después en una rueda de identificación.

A consecuencia de la agresión, la mujer permaneció cinco días ingresada en un hospital, tras lo que pasó seis meses comiendo papillas por las fracturas de la cara y perdió diez kilos de peso, además de precisar asistencia psicológica durante varios meses.

En esta misma sesión del juicio, ha declarado el acusado, quien lleva dos años en prisión provisional, y ha dicho no recordar “absolutamente nada” pues aquella noche había bebido mucho porque había estado celebrando el cumpleaños de un amigo.

Ha desvelado además que por aquel entonces tenía una relación con una chica que sigue manteniendo en la actualidad, y que, al igual que su familia, residente en España, acude a visitarle a la cárcel.

Por su parte, el encargado de las cámaras del Palacio de la Diputación de Gipuzkoa, que registraron parcialmente los hechos y cuyas grabaciones se han visionado en el juicio, ha corroborado la versión de la víctima y ha dicho que el paso del agresor era firme y no se tambaleaba.

Este operario, ha explicado que aquella noche vio los hechos a través de los dispositivos de seguridad y alertó a la Guardia Municipal, varios de cuyos agentes también han testificado en el juicio y han relatado cómo detuvieron al procesado mientras intentaba escapar a la carrera y se subía los pantalones.

El juicio por estos hechos continuará mañana con la declaración de varios peritos.