La población de Ermua muestra una mayor tolerancia a las confesiones religiosas de los inmigrantes o al uso compartido de espacios públicos que a otros aspectos diferenciales visibles de estos colectivos, como su vestimenta.
Así lo recoge el Barómetro Ermua 2012, elaborado por la Universidad Pública Vasca (UPV) para el Ayuntamiento de Ermua, que ha sido presentado hoy en el Consistorio de esta localidad por los profesores Xabier Aierdi y José Antonio Oleaga y el alcalde de este municipio, Carlos Totorika (PSE).
El estudio, para el que en marzo de 2012 se realizaron 385 encuestas, determina que la población de Ermua no percibe que la inmigración sea “un problema”, aunque mantiene ciertos “estereotipos falsos y prejuicios negativos” hacia la población extranjera, similares a los que existen en el resto de Euskadi.
Para los vecinos de esta localidad, los principales problemas son el paro, la paralización de la construcción de la variante y la falta de aparcamiento.
El análisis muestra que la población de Ermua “no es una isla en Euskadi” y, en este sentido, el barómetro destaca la “marginación” en la que, a nivel general, se encuentra la población de las personas inmigrantes de países del Magreb o de Rumanía.
Además, afirma que, por lo general y al igual que viene detectándose en el conjunto de Euskadi, la población de Ermua admite que el acceso de los inmigrantes a determinados servicios pueda restringirse a quienes cumplen con la ley.
En general, según el estudio, las personas menos tolerantes con los inmigrantes son los vecinos más mayores y de menor poder adquisitivo, los colectivos con ideologías de derechas o centro derechas o quienes carecen de ningún tipo de relación con los extranjeros.
Por el contrario, los vecinos más tolerantes son los más jóvenes, mejor formados, con más recursos económicos y los de ideologías de izquierdas, agnósticos, de religión no católica o quienes más se relacionan con extranjeros.