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‘MORNING GLORY’ por Félix Linares

Morning Glory

MORNING GLORY es una comedia. Se supone que debe tener gracia. Es una película sobre la televisión, se supone que debe tener una dosis de crítica, porque si algo desata la televisión, además de las ansias de consumo, es el afán de crítica.

MORNING GLORY es la última realización de ROGER MICHELL, un cineasta que comenzó adaptando a HANIF KUREISHI (EL BUDA DE LOS SUBURBIOS) y JANE AUSTEN (PERSUASIÓN) para desembocar en una comedia de éxito (NOTTHING HILL) y perderse en una serie de títulos (AL LÍMITE DE LA VERDAD con BEN AFFLECK y SAMUEL L. JACKSON discutiendo por problemas de tráfico; VENUS con PETER O’TOOLE enamorado de una joven) marcados por una realización plana que hace pensar que el señor MICHELL no tiene una marcada personalidad artística. Aquí insiste.

El personaje de RACHEL MCADAMS quiere triunfar en televisión y acaba al frente de un programa matinal al que trata de sacar de la sima de las audiencias para lo cual recurre a un viejo periodista, HARRISON FORD, que se siente insultado por el trabajo que le ofrecen.

Bien, todas las secuencias, todos los diálogos, todos los encuadres parecen hechos con la mayor de las desganas. Y cuando se plantean cuestiones críticas sobre la televisión, sobre sus métodos, sobre sus ejecutivos, sobre la presión de las audiencias, e incluso cuando FORD consigue convencer a la novata de que merece la pena jugársela por hacer un trabajo digno, él mismo personaje acaba derribando su argumentación.

Seguramente saldrán del cine con la sensación de que la televisión no tiene remedio. Y, al paso que vamos, el cine tampoco. MORNING GLORY, a pesar de todas las suposiciones, no tiene gracia, ni crítica, ni interpretaciones brillantes, ni una línea de guión ingeniosa. Tanto esfuerzo para nada.

Félix Linares

Ederne Frontela:
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