THOR es un dios nórdico y un personaje de cómic. Hace casi cincuenta años STAN LEE y JACK KIRBY estaban creando el universo MARVEL que nació con el primer número de LOS CUATRO FANTÁSTICOS, y se les ocurrió que un personaje mitológico encajaría muy bien entre SPIDERMAN y LA MASA. Y así nació THOR, con muchos elementos de las sagas escandinavas y nuevos personajes de procedencia terrenal.
Y ahora que MARVEL está llenando las pantallas con sus creaciones, parece llegado el momento de dar protagonismo a THOR. El encargado de dirigir la película es KENNETH BRANAGH, que debutó estruendosamente dirigiendo obras de SHAKESPEARE (ENRIQUE V, MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES, HAMLET) y películas generacionales como LOS AMIGOS DE PETER, al que se le daban igual de bien los filmes de bajo presupuesto (EN LO MAS CRUDO DEL CRUDO INVIERNO) que las películas espectaculares como FRANKENSTEIN DE MARY SHELLEY.
Me gusta el cine de BRANAGH, incluso las películas peor vistas por la crítica, y me caía bien su desfachatez, aquella que le llevó a escribir su autobiografía a los treinta años. Pero, con la edad, BRANAGH ha ido perdiendo el descaro y la sabiduría cinematográfica como evidenciaba el remake de LA HUELLA.
Esta versión del dios nórdico del trueno deja clara su decadencia. Este THOR está algo cambiado, ha perdido, por ejemplo, su casco de ridículas alitas y su hablar grandilocuente. También ha perdido ingenio, humor y encanto. THOR es otra película de superhéroes, con los personajes habituales (por aquí están de nuevo los chicos de SHIELD y ese NICK FURY que lleva tres películas preparando el desembarco de LOS VENGADORES) y con los guionistas habituales incapaces de crear una secuencia original, de salirse del método impuesto por la productora, donde lo único que cuenta es quien es el villano, quienes los amigos del héroe y cuantas bofetadas van a propinarse a lo largo del metraje.
STAN LEE hace el cameo habitual y JACK KYRBY, seguramente, se avergonzaría por la falta de grandeza de uno de los personajes con mas encanto de un universo repleto de imaginación. El cine, quien lo diría, recortando la imaginación.
Félix Linares