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Los 30 de Dirty Dancing

Dirty Dancing marcó una época. Estrenada en agosto de 1987 se convirtió en una película de referencia para toda una generación. Sus coreografías, banda sonora y argumento le granjearon muchos adeptos, pero también algún que otro detractor que no comulgaba demasiado con el tratamiento que se daba al sexo y a la libertad en la historia de Baby y Johnny. No en vano fue calificada para mayores de 13 años, en algunos casos para mayores de 16, y más de uno se escandalizó con los bailes explícitos que aparecían en los créditos iniciales.

Dirty Dancing

Estrenada en Estados Unidos el 21 de agosto de 1987, al otro lado del charco llegaría en junio del 88, casi un año más tarde, la película gira en torno a Baby Houseman (Jennifer Grey) y Johnny Castle (Patrick Swayze). Ella, una inocente adolescente de buena familia de vacaciones de verano en plenos años 60 en un hotel de montaña,  Él, el experto profesor de baile del hotel que a través de la danza y tras una serie de acontecimientos personales acaban enamorándose. Su relación, más allá del baile permitía a Baby descubrir el sexo y a Johnny, un seductor, el amor y la confianza. Para crear la atmosfera perfecta, unas explendidas coreografías y una banda sonora formada por temas firmados por Otis Redding, Maurice Williams and the Zodiacs, The Ronettes o el propio Patrick Swayze.

Echando la vista atrás cuesta creer que inicialmente nadie apostara por la historia.  Eleanor Bergstein, su guionista y coproductora tardo casi una década en conseguir que su libreto se llevase a la pantalla. Finalmente, y bajo la dirección de Emile Ardolino, el proyecto salió adelante dejando claro que era una película feminista, que trataba abiertamente el tema del sexo,  se posicionaba en temas como el aborto, y  trataba la realidad de las relaciones entre clases sociales o la diferencia de edad en las relaciones sentimentales.

Para salir adelante, tuvo que superar algunos problemas. Se quiso eliminar el episodio del aborto y la negativa de la guionista hizo que Clearasil abandonara el proyecto. Ella alegó que ese momento era vital para reforzar la relación de Johnny y Baby. Pese a que pasó años en un cajón, cuando finalmente el guion se aceptó la película tuvo un presupuesto de 5 millones de dólares y recaudó más de 200. Cuando llegó a los videoclubs fue el título más alquilado durante meses y en las tres décadas que que han pasado desde su estreno, cada vez que se emite en televisión bate récords de audiencia.

¿Lo más icónico? El salto final en el salón de baile. Ese que tanto atemorizaba a Jennifer Grey y que Patrick Swayze decidió perfeccionar sin importar la lesión que le aconsejaba reposo. La relación entre los actores era tensa desde que ambos participaron en Amanecer Rojo (1984), con el tiempo acabarían haciendo las paces y como anécdotas, escenas que no estaban en el guión que terminaron por quedarse en pantalla como esa en la que Baby no puede contener la risa cuando Johnny le hace cosquillas con las yemas de los dedos. Grey tenía muchísimas cosquillas y sus carcajadas no fueron preparadas. Tampoco lo fueron las muescas de Swayze que harto de tener que repetir varias veces una escena mostró su mal estar con alguna mueca y quedó tal cual en pantalla.

Años después llegarían, libros, remakes y demás proyectos relacionados con la historia, pero ninguno consiguió igualar su éxito.

Ederne Frontela:
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