Julie Andrews ya tiene su León de Oro honorífico de la Mostra de Venezia. La actriz de 83 años recibía este lunes el galardón que reconoce toda su carrera y lo hizo aplaudida y aclamada como una figura inimitable del pasado, presente y futuro del cine.
Andrews recibió el premio en la Sala Grande del Palacio del cine y allí recordó los orígenes de su carrera. Nacida en Surrey, Inglaterra, el 1 de octubre de 1935, Julia Elizabeth empezó desde niña a cantar arias italianas de las que desconocía su significado. Con rango vocal de entre cuatro y cinco octavas, sus padres decidieron que recibiría clases de canto para que desarrollara sus habilidades vocales y su primer contacto con el espectáculo llegó con un show de vaudeville.
Tras actuar para las tropas durante la Segunda Guerra Mundial, su voz le abrió los teatros donde cosechó grandes éxitos con My Fair Lady o Camelot y no fue hasta los 60 cuando llegó su debut en el cine con la inolvidable Mary Poppins que le dio un Oscar en 1964. Después llegarían Sonrisas y Lágrimas, Víctor o Victoria o Cortina rasgada, títulos todos ellos por lo que, tal y como afirmó al recoger el galardón, se siente muy afortunada.
“Aún me sorprendo, fui una chica afortunada que pudo interpretar papeles bellísimos” – Julie Andrews
Tras una cálida ovación, que se prolongó varios minutos, Andrews agradeció al festival el galardón y dio un consejo a las nuevas generaciones:
“Sed fieles a vuestros sueños, las recompensas de este mundo serán incomparables” – Julie Andrews
Julie Andrews, reconocida por Luca Guadagnino como un icóno del siglo XX y del XXI, recibía un galardón “obligatorio” que en palabras de Alberto Barbera, presidente de la Mostra, reconoce una “figura icónica adorada por varias generaciones de cinéfilos” y premia una carrera extraordinaria con la que ha sabido admirablemente conciliar el éxito popular y sus ambiciones artísticas sin caer jamás en fáciles compromisos.