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¿Cuál ha sido el nombre de Pamplona a lo largo de la historia? (II)

Vamos a terminar de ver cuál ha sido el nombre de Pamplona/Iruña a lo largo de la historia. Después de que hace dos semanas nos centráramos en el topónimo latino (Pamplona), en esta ocasión detallaremos la historia del nombre en euskera: Iruña. Abrimos el libro “Toponimia de la cuenca de Pamplona – Pamplona/Iruña”, de José María Jimeno Jurío y Patxi Salaberri Zaratiegi (editado por Euskaltzaindia, en 1994), y trasladamos a este blog la información que encontramos allí acerca del tema que hoy nos ocupa, en el segundo artículo de esta serie, recién iniciada, en la que recordamos algunas pinceladas de historia de Pamplona.

Jimeno y Salaberri, a modo de preámbulo, indican que, para entender la historia del topónimo “Iruña”, hay que tener en cuenta que el euskera ha sido, a diferencia de otras lenguas que sí eran poseedoras de sistemas de escrituras, un idioma “carente de expresión mediante signos gráficos“. Es por ello que apuntan al siglo XI como el momento en que nació el topónimo en “Lingua Navarrorum”. Hasta entonces, no está claro cómo llamaban los vascongados a nuestra ciudad. Ya en el mencionado siglo XI, en cambio, está documentado el topónimo “Irunia”, con el gentilicio “iruniensis”, y hasta el siglo XII también se usaron denominaciones como “Ironia”, “Yronia”, “Iruna”, “Yrunna”, “Iruina”, “Yruinna”, “Yrunça”, “Erunga” e incluso “Erunia”. Algunos de ellos se han encontrado en textos escritos en los monasterios de Leire y de Iratxe.

Monasterio de Leire. Foto: Maite Gorrochategui

La presencia de inmigrantes llegados desde más allá de los Pirineos, así como la consolidación económica y social de los Burgos francos, explican los autores, llevó a que las lenguas romances impusieran su dominio, lo que marginó casi por completo el nombre vasco de la ciudad. No obstante, en la comarca de Pamplona hay muchos topónimos que aluden a Iruña: Irunbidea, Irunmuga, el gentilicio iruindarra, Iruñeuntze

Esteban de Garibay, historiador del siglo XVI, explicaba en su “Compendio historial” (en 1591) que los navarros llamaban, a Pamplona, Iriona, aunque en el momento en que escribía su obra se usaba más “la forma comprimida Iruña, que quiere ‘dezir’ villa buena“. Parece que el atractivo del nombre (sin duda, es mucho mejor llamarse “buena” que “mala”, eso está claro ;-)) animó a los historiadores a insistir en esa vía; Prudencio de Sandoval, obispo de Pamplona a finales del siglo XVI, también menciona que nuestra ciudad era conocida desde antiguo como “Iruñea”, “buena villa”. José Moret, un autor pamplonés, cita más variantes: “Iriona”, “Irienea” (“ciudad mía”) e “Irunia”, el más antiguo, según sus investigaciones. “Iruñe” también ha sido otro de los topónimos utilizados, de forma unánime en Navarra, según sostenía el escritor Manech Chipi en 1927.

El nombre oficial de Pamplona en euskera, desde hace veinte años, es el de “Iruña”; así lo decidió el Gobierno de Navarra tras analizar un informe de Euskaltzaindia y otros criterios “de carácter sociopolítico“, explican Jimeno y Salaberri. ¿Y qué quiere decir “Iruña”? Parece que, efectivamente, su significado es el de “ciudad buena”, porque viene de “Iriona” (hiri ona).

Hombre, ya sabemos que Pamplona es una buena ciudad, una muy buena ciudad, incluso… pero siempre está bien saber que esto se ha tenido claro desde hace mucho, mucho tiempo… ¿no? ;-).

Jesus Elordui:
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