El número de sanciones por denuncias debidas a problemas con animales en Pamplona descendió en 2011 un 42 % en relación al del año anterior, al pasar de las 220 registradas en 2010 a las 128 del año pasado, de las que 49 fueron por llevar el perro suelto en la vía pública, lo que supone un 38 % del total.
Asimismo, 36 estuvieron relacionadas con infracciones en la normativa de animales potencialmente peligrosos, y la no recogida de excrementos motivó 23 sanciones, según una nota del Ayuntamiento de Pamplona.
Además, durante la campaña de vigilancia realizada por los parques y zonas verdes de la ciudad, se registraron 30 requerimientos e intervenciones, 15 de ellas debidas a perros y otras 15, a otros animales.
La Ordenanza municipal reguladora de la tenencia de animales en la ciudad de Pamplona recoge la obligación de que los animales paseen atados salvo en las zonas especialmente autorizadas para ello, de que los dueños recojan de forma inmediata los excrementos y de que los animales no beban de grifos o caños de agua de uso público.
En cuanto a mordeduras de animales, durante 2011 se intervino en un total de 24 casos, 23 de ellos protagonizados por perros que, tras someterles a observación sanitaria, no arrojaron síntomas compatibles con rabia.
Las mismas fuentes explican que la Policía Municipal de Pamplona pone en marcha cada año una “campaña canina”, durante la cual agentes de paisano apoyados por efectivos uniformados realizan labores de vigilancia, principalmente en aquellas zonas de la ciudad que acumulan más quejas ciudadanas sobre este tema.
Esta campaña se saldó en 2011 con 39 denuncias, que se llevaron a cabo sobre todo en Chantrea, con 9 denuncias, seguida de Mendillorri y Rochapea, con 6 en cada barrio, San Jorge con 5, los Ensanches con 3 y Casco Antiguo, San Juan, Azpilagaña, Milagrosa y Media Luna, con 2 cada uno.
La ordenanza municipal recoge que los perros no pueden andar sueltos en la ciudad salvo en los espacios especialmente determinados para ello, que son una veintena de zonas de esparcimiento canino repartidas por toda la ciudad y creadas por el Ayuntamiento para tal fin en las que, no obstante, el dueño debe estar cerca para poder controlar al animal.