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Aretxabala, convencido de que las lluvias han causado los últimos terremotos

Antonio Aretxabala, profesor de Geomorfología y Geotecnia de la Universidad de Navarra, se ha mostrado convencido de que las lluvias han jugado un “papel muy importante” en los movimientos sísmicos registrados en la sierra de El Perdón, el último el pasado sábado, de una magnitud 4,2 en la escala Richter.

Aretxabala, delegado del Colegio Oficial de Geólogos de Navarra, ha destacado en comisión parlamentaria que estos episodios de sismicidad se producen desde 14 de febrero y fueron aumentando en actividad y extensión hasta llegar a algunos movimientos más intensos a finales de mes.

En marzo se registraron algunos ya de “rangos respetables”, de más de 3,8 grados, y el 23 de marzo se registró uno de 4,1 grados, con epicentro en Etxauri, que liberó aproximadamente la misma energía que la bomba atómica de Hiroshima.

Durante este mes de abril la magnitud de los terremotos ha bajado, pero se produjo un repunte el pasado fin de semana con un movimiento de 4,2 grados sentido en gran parte de Pamplona.

Aretxabala ha afirmado que se produce un “comportamiento extraño” o “peculiar” de la sismicidad en la Comarca de Pamplona, donde se registran “enjambres sísmicos” y brotes de terremotos “enigmáticos” que no se ajustan a las fallas conocidas.

El geólogo ha destacado en ese sentido la existencia de una teoría sobre la influencia del clima en la sismicidad, que es, ha reconocido, algo “heterodoxa”, aunque cuenta ya con el respaldo de 40 estudios elaborados en los cinco continentes, uno de ellos de su autoría, en colaboración con un especialista del CSIC, que será presentado próximamente.

Esta teoría, ha explicado, concluye que los terremotos en zona “intraplaca”, como ocurre en el caso de Navarra, podrían deberse a una “hidrosismicidad” vinculada a los ciclos climáticos.

Aretxabala ha considerado que, en el caso de la Comarca de Pamplona, las intensas precipitaciones del invierno han provocado que las sales del terreno se disuelvan por la acumulación de agua, lo que tiene un efecto similar al de “engrasar” las fallas.

Tras resaltar los numerosos deslizamientos de terrenos y caídas de muros que se han producido en Navarra durante este invierno y parte de la primavera, el geólogo se ha mostrado convencido de que “el agua está jugando un papel muy importante” en los terremotos de la Sierra del Perdón, que habría “contagiado” la sismicidad a toda la zona.

El geólogo ha apuntado a la existencia de una “sismicidad foral”, caracterizada por tener unos ritmos “más amplios” de lo habitual, aunque cada diez años se produce un movimiento “importante” y cada veinte, uno “moderado”.

Acerca de los efectos que podría tener un seísmo de gran magnitud, ha comentado que la Comarca Pamplona está mayoritariamente construida de forma “sismoresistente”, sobre todo por el diseño y la forma en que han sido edificadas las casas.

Por ello, ha opinado, de haber un terremoto importante “no son de prever grandes problemas”, sobre todo en las casas antiguas, aunque los edificios de 1940 a 1968 o los reconstruidos, ha dicho, deberían ser objeto de una inspección técnica, como ya hace el Gobierno Vasco, ya que “un pepinazo” un poco más grande que el último, de 4,2 grados, “podría causar daños estructurales”.

Asimismo, Aretxabala ha considerado que se debería involucrar al sector de la construcción, adaptar las normativas más modernas sobre sismicidad y hacer campañas de educación de la población sobre la forma de comportarse ante un terremoto, que se puede resumir en el consejo de “estarse quiero, nunca salir corriendo”. EFE

(foto)

EFE:
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