Vascos en el mundo

Un vasco agradecido canta al pueblo argentino

Hemos querido inciar nuestra colaboración en este blog con una hermosa prueba de agradecimiento de un vasco al pueblo argentino. En noviembre de 1910, en los estudios del sello discográfico "Columbia" en New Jersey, el bajo vasco José Mardones registra en disco la versión cantada del Himno Nacional Argentino, convirtiéndose en uno de los primeros artistas en el mundo en interpretar la Canción Patria Argentina, cuyos autores son Vicente López (letra), Blas Parera (música) y cuyo arreglo, versión oficial, se debe a un argentino hijo de vasco, Juan Pedro Esnaola.

  

¿Cuál fue el motivo de grabar el Himno Nacional Argentino?. Lisa y llanamente el profundo agradecimiento de un vasco a la Nación Argentina en el Centenario de la Revolución de Mayo, por haber sido el público argentino de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Bahía Blanca, Azul y otras varias ciudades quien en sus presentaciones entre 1904 y 1907 alentó a aquel cantante vasco para que excepcional caudal de voz, que llegaría a ser calificada de la de "un órgano", se dedicase al canto operístico.  El mismo vasco que embelesaba a sus paisanos cantando temas como el de la ópera vasca "Txanton Piperri", el "Bein batean Loyola" de Bizkarrondo "Bilintx" o el zortziko "La del pañuelo rojo", cuyo autor era el vasco A. Bilbao, fallecido en Mendoza (Argentina), y por supuesto el infaltable "Gernikako Arbola" de Iparraguirre.

José Mardones dio en Buenos Aires en 1907, al despedirse del público argentino, su "PALABRA DE VASCO" de que volvería al país "como cantante de ópera" y así lo hizo en mayo de 1910, cuando ya se había convertido en el primer bajo de la Opera de Boston, para cantar en el Teatro de la Opera de la calle Corrientes que junto con el Colón -recién inaugurado en 1908 – eran los dos teatros líricos más importantes de Argentina.

Por esa fecha la comunidad vasca del país resolvió realizar un gran Homenaje a la Nación Argentina con motivo de cumplirse el Centenario del Primer Gobierno Patrio. El mismo se llevó a cabo el 4 de junio en el Centro Laurak Bat de Buenos Aires, interviniendo "ad-honorem " las voces de José Mardones y Florencio Constantino que, junto a Julián Gayarre, componen la trilogía máxima de cantantes vascos a nivel mundial.

Al regresar a Estados Unidos, José Mardones llevaba en su maleta la partitura del Himno Nacional que sería su más sentido agradecimiento a la gente que con su apoyo y consejo lo decidió a cantar ópera.

José Mardones había nacido en Fontecha (Alava) en 1868. Cantante de iglesia y luego de zarzuela, fueron las referidas actuaciones en Argentina, de las que han quedado crónicas documentadas, las que marcaron un antes y un después en su vida artística.

Debutó en Lisboa en 1908, para a comienzos de 1909 hacerlo en el teatro Campos Elíseos de Bilbao. Se trasladó luego a Estados Unidos, donde cantó durante varias temporadas consecutivas en la Opera de Boston, para a partir de 1917 y hasta 1926 en forma ininterrumpida ser el primer bajo en el Metropolitan de New York, el primer coliseo estadounidense, mereciendo grandes elogios incluso de quienes fueron sus compañeros, nombres como Enrico Caruso, Titta Rufo, Fedor Chaliapin entre otros.

En 1926 se retiró de la ópera con la intención de radicarse en el País Vasco y dedicarse a dar conciertos, prometiendo que su reaparición sería en Vitoria ante sus paisanos alaveses. Una enfermedad postergó el hecho, pero cumplió su palabra cantando en el Nuevo Teatro de la capital alavesa el 4 de agosto de 1928. Por entonces el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación de Alava lo habían distinguido con nombramientos honorificos de "Hijo Dilecto".

Con 60 años cumplidos inició una prolongada gira por diversas ciudades que lo llevó en febrero de 1929 a cantar en el Teatro Arriaga de Bilbao. (Inexplicablemente, el dato no aparece en la hermosa obra editada en 1990 con motivo del Centenario del hermoso coliseo bilbaíno).

José Mardones falleció en Madrid el 4 de mayo de 1932. En 1947,el Ayuntamiento de Vitoria impuso su nombre a una de las calles de la ciudad y, en la década del 90, la Diputación de Alava dispuso el traslado de sus restos a Fontecha, cuyo frontón fue una de las tantas donaciones debidas a la generosidad del artista.

Allí, en el pequeño cementerio de su pueblo natal, he ido a rendirle como argentino de estirpe vasca mi humilde y sentido homenaje para decirle a esa voz formidable,considerada por la critica como una de los mejores registros de bajo de la historia de la ópera y mejor ser humano: ESKERRIK ASKO, JOSE MARDONES, por ese amor y agradecimiento por Argentina, país al que como tantos otros muchísimos vascos nativos de AYER y de HOY, considerabas "tu segunda Patria".