Vascos en el mundo

Una santa colombiana y un obispo anarquista vasco

Leyendo "El Tiempo de Bogotá" uno de los diarios grandes de América Latina desde hace décadas, me entero de que intentan canonizar a Inés Arango, la monja que murió lanceada por indígenas ecuatorianos –es un decir, porque los indígenas Tagaeri, amazónicos en este caso, no deben saber que lo son- hace 20 años pronto.

La verdad es que las circunstancias de la muerte y los homenajes posteriores son muy impresionantes. Como ha dicho estos días un misionero vasco antes de regresar a su parroquia, Colombia es el país más católico del mundo, y donde más se matan, que es un decir. 

  

La hermana Inés no estaba sola. Estaba con un obispo. Vasco: monseñor Alejandro Labaka Ugarte, de Beizama. El médico que vio sus cuerpos explicó que “el padrecito estaba clavado bocabajo al piso con ocho lanzas y tenía como ochenta orificios. La hermanita era pequeña, una lanza le atravesaba la espalda y tenía el corazón afuera. Le habían metido una lanza por la vagina. Estaba lanceada por todos lados. Era espantoso”.

 

En Colombia dicen que la hermana ya hizo varios milagros. Sobre todo, en Medellín. Del de Beizama, fraile capuchino, recuerdan que era un “vasco anarquista, defensor de causas perdidas”. O sea, un santo sin milagros.