Vascos en el mundo

Vascos de misión en China

La Euskal Etxea de Shanghai acaba de celebrar su segundo año de vida y ha estrenado página web. Es la única euskal etxea de China de momento, tiene a un mondragonés, Jokin Laspiur, de presidente, cuarenta y tres socios particulares y diez corporativos -SPRI, Ulma Construcción, Fagor Automation, Fagor Arrasate, Wingroup, Orkli, Ampo-Poyam, Metalocaucho, Cegasa, Danobat-, es decir, las empresas allí instaladas, que no son pocas, que no son empresas cualesquiera.

Les escribí el otro día a los de la Euskal Etxea, y espero que me contesten, porque leí que le habían hecho socio de honor a Iñaki Larrañaga, jesuita de 90 años, viviendo en Asia desde sus 21 años. Dicen que su familia es oriunda de Iurreta y Getaria, pero si es quien yo pienso que es, y para aclararlo les escribí, más bien diría yo que es de Deusto, donde está, si no la han quitado para ensanchar la vía, el panteón familiar.

  

Les preguntaba a los de la euskal etxea si es hermano de Eduardo y de una monja mercedaria misionera de Berriz, una congregación muy vasca y muy misionera también, que vive en Bilbao y cuyo nombre no recuerdo. Conozco bien, por razones que no vienen al caso, a Eduardo, que vive en Bogotá desde hace muchos años, donde coincidió y peleó con otro bilbaino-deustuarra ilustre, con Francisco de Abrisqueta.

Eduardo siempre se me presentó como de Deusto, como afiliado temprano al batzoki de ese pueblo, desde antes que fuera absorbido por el pulpo bilbaino, como patriota vasco. Como muy vinculado a la Universidad jesuítica, donde estudió, en cuya construcción participó su abuelo (¿sería su padre?), acarreando piedras y otros materiales. Si le entendí bien, la casa de sus mayores estaba en el alto de Enekuri, donde hay ahora un cementerio de coches, como todos, horrendo.

Un día os contaré más cosas de Eduardo, un hombre de una planta estupenda, como la de Abrisqueta, que debió impresionar a las buenas hijas de las buenas familias de aquella burguesía bogotana, conservadora y pacata, y también culta y moderna, lo que seguramente parecerá, y así será, contradictorio. Hoy, sólo quiero aclarar si Iñaki es hermano de Eduardo y de la mercedaria de Berriz, orden con un convento en Tokio que conocí el año 66, cuando lo dirigía la donostiarra madre Lasarte.

De las siervas de la Madre Margarita María Maturana, a la que quieren hacer santa, hay que hablar también, entre otras razones porque a sus internados mandaron sus hijas los exilados vascos del 37, desde América, cuando todavía creían que lo de Franco no podía durar, cuando creían que valía la pena que sus hijas fueran vascas. También a los hijos los mandaron internos, a los jesuitas de Tudela, a los Coras de Vitoria y demás, pero a estos nos los veo tan significativamente vascos como a las monjas de la(s) M, entre ellas, alguna que estuve a punto de ser fusilada por rojoseparatista.

Otro día les cuento cómo me fue en ese colegio mercedario de Tokio, por qué caí allí, cómo el padre Zendokiz, un franciscano que venía de China y había pasado por Corea, me quiso casar con una hija de feligreses suyos, o como conocí en Hiroshima el Pitt y a Moco, Mioco y Midori. Y algunas cosas más, a estas alturas confesables ya.