Vascos en el mundo

Carne de pulpo

Acabo de enviar la última crónica de la noche para el informativo “Bulevard Crónica de Euskadi”, la enésima en los dos últimos días sobre la matanza -el baño de sangre acabo de llamarla en la crónica- en la Universidad Politécnica de Virginia. Estoy tan cansado que he estado a punto de meterme en la cama y dejar pasar un día más sin escribir pero ya he recibido varios e-mails de amigos quejándose de que no he escrito en los últimos días así que aquí va.

  

El lunes, y como cada día tenía la tele puesta conectada a la CNN. De reojo vi que alguien había muerto en una Universidad de Virginia, el estado que rodea a Washington DC, la capital de Estados Unidos. No le presté demasiada atención hasta que, de repente, vi que el número de muertos se elevaba a 22 incluyendo al presunto asesino.

Inmediatamente recibí una llamada de los compañeros de Grafitti que querían que entrara a contarlo en directo en pocos minutos. En crónica de urgencia conté a Natalia Serrano y a los oyentes los detalles, muy confusos casi todos, que se conocían hasta el momento. Esa crónica fue la primera de muchas que se sucedieron en directo a lo largo del día y de la noche.

Me gustan los directos, creo que a veces mis compañeros se sorprenden cuando cometo "la imprudencia" de decirles que sí, que entro en directo y en pocos minutos si es necesario, pero lo cierto es que a uno le va la marcha, que diría el otro, y le va cogiendo la técnica. Suelo decir con frecuencia que lo peor que uno puede hacer es confiarse porque el día que te crees que lo sabes todo, metes la pata hasta adentro, y no hay que olvidar que en la radio, según dicen, eres tan bueno como tu última crónica.

A continuación entré en directo en el “Crónica de la tarde” que dirige y presenta Pedro García Larragán. Cometí el error de no leer en voz alta la crónica antes del informativo y cuando llegué a lo que había dicho el rector de la Universidad Politécnica de Virginia, Charles Steger, que había sido “una tragedia de proporciones monumentales” me trabé y no había manera de pronunciar correctamente lo de “monumentales”. Comenzaba y seguía bien pero en mi cabeza algo me decía que estaba pronunciando una palabra sin sentido y la repetí hasta tres veces. Cuando después del informativo me llamó Pedro me dijo: “monumental” y los dos comenzamos a reirnos. ¡Al menos nadie dudó de que se trataba de un verdadero directo!, le dije y le conté que, tras mi entrada en directo, releí una y otra vez la crónica sin poder pronunciar la palabrita de marras y es que, por alguna razón que no alcanzo a comprender, puedo decir sin problemas la palabra “monumental” pero en el momento en que le pongo por delante “proporciones” y pongo en plural la palabra “monumental” no hay manera… Después de varias intentonas puedo, por fin, leerla sin trabarme, ahora que la palabreja de marras se ha convertido en familiar para mi complicada cabeza.

Incidentes como ese te hacen no bajar la guardia, estar atento a las preguntas de tus compañeros y no perder nunca el respeto a los directos, por muy acostumbrado que estés a ellos, en los que una pequeña confusión puede arruinarte la crónica o lo que es peor, dar carnaza a algunos que se hacen llamar compañeros y que llevan por nombre “Los pulpos de la tarde”, que tienen muy bien enseñados a los técnicos para que guarden cualquier error que se produzca en antena y que será emitido sin remedio en uno de sus espacios que tanto éxito tienen entre la audiencia de Radio Euskadi.

Al menos, mi tropezón sirvió para que tuviera puestos todos los sentidos en mi intervención en la tertulia de Ganbara, sobre todo cuando escuché que Dani Alvarez presentaba a María Antonia Iglesias, a quien recuerdo que vi hace muchos años, en zapatillas de andar por casa, en la redacción de TVE cuando era jefa de Informativos, y a Joseba Santamaría, de Diario de Noticias de Navarra con quien, si no recuerdo mal, fui a clase en el Colegio de los Maristas de Pamplona-Iruña hace unos cuantos años. Las historias del colegio, que son muchas, las dejo para otro día.

Que conste por escrito que había empezado dispuesto a hablar de la masacre en Virginia, del derecho que da la segunda enmienda de la Constitución a los ciudadanos estadounidenses a poseer y portar armas de fuego, y del debate que una vez más se cerrará, tal y como se ha abierto, sobre la regulación de la tenencia de armas en Estados Unidos. Por desgracia, tendremos ocasión de hacerlo en el futuro porque, los humanos, somos el único “animal” que tropieza una, y mil veces, en la misma piedra. ¡Monumental!.