Vascos en el mundo

Hondarribia: rincón de la memoria y legalidad republicanas

La izquierda abertzale se ha equivocado mucho pero ha tenido un acierto continuado: poner en evidencia, para todo el que quiera ver, la escasa calidad democrática de las instituciones españolas surgidas de la transición pactada entre los herederos del franquismo y los que asumieron el papel de herederos de la República.

Viene esto a cuento, naturalmente, de los últimos episodios sobre contaminaciones y legalidades, pero no es de esto de lo que quiero escribir, porque no sirve para nada. De lo que quiero hablar es del único aspecto positivo que le veo a este incidente, que es el de haber resucitado aquel ANV dignísimo, republicano y de izquierda que se enfrentó al fascismo y combatió aguerridamente, y el de haber removido memorias silenciadas.

  

Eduardo Renobales, que le venía dedicando mucho tiempo a estudiar ANV, está encontrando estos días, a propósito de este vergonzoso episodio políticojurídico, una oportunidad excelente para ilustrarnos sobre lo que fue ANV y sobre las erradas si no además interesadas versiones que se están haciendo sobre lo que fue, sobre lo que nunca pudo dejar de ser.

Documenta Eduardo que ANV no fue una escisión del PNV. Recuerda que defendió la legalidad republicana desde primera hora, que sus batallones combatieron en primera línea y que, concretamente, el Eusko Indarra fue el favorito de Kándido Saseta, jefe del Eusko Gudarostea, por su implicación en favor de la democracia y la lucha antifascista.

Se ha dado un grupo de hondarribitarras, y Joserra Enparan muy especialmente, a recuperar la memoria de su vecino Kándido Saseta, a identificar y recuperar sus restos, enterrados en algún lugar de Asturias, para traerlos a casa y depositarlos junto a los de José Bergamín, aquel republicano español que eligió Euskadi para quedarse para siempre. La carga simbólica de la iniciativa es enorme: juntos, un patriota vasco que murió en España combatiendo por la legalidad republicana y un patriota español que quiso morir en Euskadi como último gesto en favor de le legalidad republicana.

Confieso que estas letras previas no eran, no son sino una excusa para publicar la foto del cementerio de Hondarribia donde ya descansan los huesos de José Bergamín, donde descansarán las cenizas de Saseta, cuando finalicen con bien las gestiones de Hondarribiako Kandido Sasetaren Aldeko Taldea, los trabajos de Aranzadi.