Vascos en el mundo

Socorros Mutuos entre vascos de la diáspora retornados

Los Socorros Mutuos -Sociedades de Beneficencia y Socorros Mutuos- fueron el primer motivo para que los emigrantes vascos de América se organizaran, antes incluso de que su conciencia nacional se institucionalizara. Me llega ahora un escrito de Amaya Zenarrutzabeitia, alma y vida de los vascovenezolanos en Euskadi, proponiendo Socorros Mutuos para los que regresaron al país de sus mayores y tienen que abordar las dificultades psicológicas y materiales que eso implica.

La idea surge con ocasión del fallecimiento de uno de ellos, Xabier, activo socio del Centro Vasco de Caracas. Amaya, médico, estos días en curso intensivo de alfabetización en euskera, cuenta que la familia de Xabier llegó “a Euzkadi en diciembre del 2001, como el regreso para unos y la llegada para otros a la tierra de nuestros antepasados, a la tierra prometida, a nuestra patria. Y llegan, llegamos con ilusión, con ganas de trabajar, de integrarnos sin fisuras, de disfrutar en vivo lo que ya celebrábamos desde siempre en el Centro Vasco, en Euzko Gaztedi”.

  

“Sin embargo -explica-, a veces no es tan fácil como muchos de nosotros quisiéramos y, a pesar de ser para algunos especialmente complicado, es poco lo que podemos hacer los que llevamos aquí más tiempo. Xabier entendería lo que ahora estoy diciendo. Vivió en primera persona lo que es empezar de cero con más de 50 años, en una edad en la que se supone que ya estás asentado y recogiendo los frutos de todo lo que anteriormente sembraste. (…) Os voy a poner en conocimiento de una iniciativa que la estamos poniendo en marcha en estos momentos. Hace algún tiempo numerosas personas de la Asociación nos estamos planteando el organizarnos para, de alguna manera, ayudar a empezar a la gente que retorna. Y de este año no pasará el que esta reforma se lleve a cabo. (…) Algo así como lo que hacía/hace Socorros Mutuos en el Centro Vasco”.

Me consta que son bastantes los vascovenezolanos “retornados” o “emigrados” a Euskal Herria, hijos y nietos muchos de ellos de socios activos del Centro Vasco de El Paraíso, cuando no del inicial, que estuvo en La Pastora, de Truco a Balconcito. También me consta que hay argentinos y uruguayos de origen vasco, que son los países donde los vascos están más organizados, en la misma situación. Y seguro que los hay de otros lugares, cada uno con su explicación a cuestas, cada uno con su particularidad, pero todos con las dificultades universales de todo emigrante, y las psicológicas añadidas de quien se siente y lo sienten extraño en su patria.

Dentro de unas semanas tendrá lugar el Congreso Mundial de Colectividades Vascas. La idea del Socorro Mutuo, psicológico y material, no debería estar ausente de sus debates. Aunque no hay nada como el auzolan (prestación de trabajo vecinal gratuito en beneficio público; cooperación mutua desinteresada, al servicio del pueblo; obligatoriedad de trabajo socializado), las instituciones no deberían desentenderse del problema, deberían colaborar en este Socorro Mutuo entre vascos de todo el Mundo.

P.D.: Recuerdo el día en que una Badiola, una Uzkanga y una Matxain me propusieron, recién llegado a Caracas, en 1968 debió ser, que me sumara a Socorros Mutuos, un seguro de vida, y entierro. Reaccioné muy descortésmente, les dije muy groseramente que yo no esperaba morir allí… Por si no les pedí disculpas entonces, por si no lo hice como se merecían esas mujeres admirables, lo hago ahora. Dos de ellas todavía nos acompañan. En aquel tiempo estaba muy impresionado por el reciente entierro de Andima Ibiñagabeitia en el Cementerio del Sur, en el txoko de los vascos acogidos al Socorro Mutuo. ¡Me pareció tan triste, tan injusto con la vida y los sueños de aquel abertzale de Elantxobe!