Queridos todos!
El viernes llegó con tantas ansias, que estuve nerviosa como un flan durante toda la mañana. El motivo no era otro que la escapada que había planeado con otras 5 colegas de trabajo (Guirles, Marita, Lili-Concha Loca, Monique, Eider y yo) para visitar Coroico, un pueblito en la zona de Los Yungas, que forma parte de la selva boliviana.
Las carreteras que llegan a Coroico son meros caminos de tierra. El paisaje es tan exuberante que abruma. La vegetación compite en belleza. Las flores perfuman, el aroma a tierra mojada lo inunda todo. El silencio de Coroico atrapa. De cuando en cuando, el sosiego de sus gentes se ve interrumpido por los varios mochilitos y mochilitas progres que pasean sus calles. Coroico mola.
Y allí estábamos nosotras, sumergidas en nuestra fiesta de pijamas. Hubo tiempo para reir como locas, para contarnos secretos, para los bailes sin ritmo, para el alcohol a deshora, para caminar entre árgumas, para un merecido descanso, para observar aquellos parajes de gloria…
Lo pasé francamente bien,
Buen día y mucha suerte a todos!