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Florencia. La Capilla de los Reyes Magos

Para todo aquel que quiera disfrutar plenamente del Renacimiento florentino, visitar la Capilla de los Magos, en el Palacio Medici-Riccardi resulta inexcusable. Además, tiene la ventaja de que siempre hay menos turistas que en otros sitios. Y, aunque nos toque esperar un poco (porque la capilla es muy, muy pequeña), cualquier espera merece la pena para entrar en ese lugar mágico.

En la primera planta del palacio, Michelozzo construyó esta capilla privada para los Medici que, Benozzo Gozzoli se encargó de decorar. Cuando uno entra al diminuto espacio, de pronto, se siente transportado a otra época y a otro lugar. Completamente rodeado de una interminable procesión de personajes y de un paisaje fantástico y detallado hasta el extremo. Todo a nuestro alrededor fascina, cautiva. Es imposible dejar de mirar a uno y otro lado.

En primer plano Cosme el Viejo, vestido de azul. Tras él, de verde, sobre un caballo con los emblemas de los Medici, su hijo Pedro.

Los frescos parecen enormes tapices que cubren las paredes de la capilla. En ellos se representa una procesión que avanza y que lleva a los Reyes Magos (cada uno ocupando una pared) hacia Belén, simbolizada aquí por el pequeños altar, sobre el que antiguamente se podía ver una tabla de Fra Filippo Lippi, La Adoración del Niño.

La galería de retratos es interminable. El detalle con el que Gozzoli pintó paisaje y personajes nos invita a intentar reconocer entre la multitud a los hombres más notables de la Florencia del quattrocento. Sin embargo, resulta difícil ponerles nombre a muchos de ellos.

Los Reyes Magos aparecen representados de acuerdo con las costumbres de la época. Melchor, el de más edad, encabeza la procesión, vestido de color rojo. Le sigue Baltasar, en verde, un hombre maduro y delgado, de tez oscura. Por último, cerrando la procesión va Gaspar, el más joven de los tres, vestido de blanco. La figura del joven Gaspar simbolizaba el ascenso de poder de la familia Medici. Por este motivo, tras él, parece que fueron representados los miembros más importantes de la misma: Cosme el Viejo, su hijo Pedro y los hijos de éste, Lorenzo y Juliano.

Autorretrato de Benozzo Gozzoli. En su sombrero puede leerse, en oro, Opus Benotti (obra de Benozzo).

La creciente importancia que la familia Medici iba ganando en la vida política y económica de la ciudad de Florencia, se manifiesta en la riqueza de los frescos de Gozzoli. El artista utilizó los materiales más selectos para la decoración de la capilla: lapislázuli para las tonalidades azules, oro y costosas y brillantes lacas para dar al conjunto ese aspecto magnífico que aún conserva; posiblemente, gracias a la ausencia de luz natural en el espacio (la ventana y la puerta por la que se accede hoy día son modificaciones hechas, a posteiori, por los Riccardi).

Itziar Martija: