El crecimiento de las ciudades es consecuencia de la riqueza creada por los artesanos y pequeños comerciantes, agrupados en gremios.
A estos profundos cambios sociales y económicos se suma la evolución del pensamiento y la creación de las universidades, donde se explicaba la Escolástica, una versión de la filosofía aristotélica.
Con la filosofía Escolástica convivió el pensamiento neoplatónico que, al identificar a Dios con la luz, será básico en la formulación de la estética gótica basada en la luz.