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Pacífico “derramamiento de sangre” en Tailandia… ¿protesta light?

Sean las camisas rojas o amarillas, lo cierto es que las protestas contra el gobierno en Tailandia nos parecen bastante poca cosa, algo bastante light. Mucho ruido y pocas nueces quizá.

El constante esfuerzo de las autoridades y de los propios manifestantes para que todo se desarrolle en paz, sin violencia, deja poco margen para el morbo. Quizá por eso los opositores al gobierno han decidido dar un paso más al menos en lo que se refiere a publicitarse ante el mundo. Han decidido donar su sangre por su causa, y han reunido 1.000 litros. Querían lanzarla contra la sede del gobierno y, fijaos cómo son las cosas, el ejército a ejercido de rey Salomón, y ha permitido a un grupo de manifestantes lanzar efectivamente botellas de sangre contra el edificio. Vamos, no me imagino yo a ningún policía diciendo en España “vale, pasa un rato y hazme unas pintadas pero tú y tus amigos eh? Un grupito selecto que si no se me echa todo el mundo encima”. Pues eso pasa en Tailandia, y se llama, al parecer, conciliar.

 

Un manifestante derrama sangre en el exterior de la sede del gobierno (BBC News)

Según un taxista de los “amarillos” o pro-gubernamentales, el ex ministro Thaksin Shinawatra paga a cada “camisas roja” 500 bath al día para que continúen con las concentraciones. Es decir, poco mas de diez euros por engordar las filas de los que visten de rojo reclamando la vuelta de la “auténtica democracia” a Tailandia. Sea por dinero o por convicción, lo cierto es que el campamento de los manifestantes parece una feria bien montada. Desde luego, no improvisada. Cientos de puestos de comida, sillas, tumbonas, tiendas de campana, puestos de socorro, pantallas gigantes, y hasta lugares donde darse un masaje o hacerse un tatuaje. El merchandising, de lo mejor. Desde el ex primer ministro Shinawatra caricaturizado de Superman como el “súper salvador” de Tailandia, hasta camisetas del Che, pasando por dibujos obscenos del actual primer ministro masturbándose. Estos últimos han desaparecido misteriosamente de la mañana a la tarde en la que es, la “Gran Vía” del campamento.

Seguramente las protestas se enfríen y comience-continue otro ciclo en Tailandia, y quién sabe si surgirá otro color para las camisetas, pero prefiero este tipo de “revoluciones light” a tener que actualizar continuamente el número de muertos o heridos en un conflicto, que de esos ya hay muchos. Aquí bailan y cantan y hay una especie de Operación Triunfo de los famosos por ver quién dona más sangre o lo hace con más euforia. Y mientras esa sea toda la sangre de la que hablemos, mejor que mejor.

Olatz Simon

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