Se llama Susan Warren y es ‘el hada limpiadora’, la mujer que entra en casas ajenas y hace las tareas del hogar. Pero su extraña costumbre le ha costado a Susan una denuncia y ser condenada a un año de libertad condicional, más 20 horas de servicios a la comunidad.
Según ha declarado Warren ante el juez, todo comenzó cuando circulaba por el barrio de Westlake y sintió la necesidad de “tener algo que hacer”. Entonces entró en la casa más cercana, sacó la basura, pasó la aspiradora y quitó el polvo. Una vez acabada la tarea, dejó una factura de 75 euros escrita en pañuelo junto con su número de teléfono.
En este sentido, Warren afirma que es propietaria de un negocio de limpiezas y que a veces entra en las casas, hace la limpieza y deja una factura.
Cuando se produjeron los hechos, la dueña de la casa, Sherry Bush, estaba fuera y su hija adolescente dormía en el piso de arriba.
“Había varias tazas de café usadas por mi marido y ella las lavó todas”, declaró sorprendida. “Escribió una nota en un pañuelo, diciendo ‘he venido a limpiar, son 75 dólares’, junto a su nombre y número de teléfono”.
Cuando su hija de 18 años le comentó lo de la misteriosa limpiadora, Sherry pensó que había sido un error de alguna empresa de limpiezas, que había enviado a un trabajador a una dirección equivocada.
Dispuesta a subsanar el error, Sherry Bush llamó al número de teléfono apuntado y no salió de su asombro cuando su interlocutora, Susan Warren, le dijo que no había ningún error.
“Ella me dijo que era algo que hacía habitualmente. Me dijo: se me ocurrió parar y limpiar tu casa”, relata Sherry, y añade: “Ahora que he visto cómo ha limpiado todo me digo… ¿75 dólares? Venga ya, ¡apenas le daría 15!”