El director general de la Agencia Vasca del Agua (URA), Iñigo Ansola, estimó ayer que el proyecto para encauzar el Urumea en Donostia tendrá un coste de 34 millones y anunció que quiere iniciar la primera fase de las obras a finales de este año.
Ansola explicó la pasada tarde en una comisión del Parlamento Vasco los detalles del proyecto, que está a la espera del informe correspondiente de declaración de impacto ambiental para su aprobación definitiva.
Afirmó que el proyecto cuenta con el visto bueno del Ayuntamiento de San Sebastián que, según dijo, está trabajando para poner en manos de URA los terrenos necesarios para el acondicionamiento del río.
El objetivo de URA es iniciar la primera fase de las obras “cuanto antes” con el fin de dar tranquilidad a los vecinos de esta zona, que viven con miedo a inundaciones cada vez que se desborda el río.
A preguntas de los grupos, explicó que se han aceptado algunas de las propuestas presentadas por asociaciones como “Kalapie” pero advirtió de que la solución planteada de construir muros móviles en lugar de muros de 7 metros de altura no es viable porque el caudal del Urumea es muy rápido y no habría tiempo de actuación.
“El muro a nosotros tampoco nos gusta pero no podemos adoptar un sistema que no dé todas las garantías”, subrayó.
No obstante, explicó que el 30 por ciento de la actuación que plantea URA en el Urumea consistirá en un muro vertical, otro 30 por ciento en taludes con escollera, otro 30 por ciento será una obra de ingeniería naturalística y un 10 por ciento quedará libre de actuación.
Además, habrá una red de paseos ciclables y paseables a ambos lados del río, apuntó, y también se crearán gradas que permitirán el acceso al mismo en varios puntos.
Natalia Rojo (PSE-EE) opinó que la solución de los muros de más de siete metros es “muy agresiva” y pidió a URA que estudie otras alternativas que tienen “más consenso social y son menos radicales”.
La representante del PP Mari Carmen López de Ocáriz pidió a URA que reconsidere el proyecto, que ha calificado de “bárbaro” y que lo sustituya por otro “más sostenible”.
Ansola pidió seriedad a la hora de hablar de este proyecto que ha calificado de “gigantesco” por sus efectos y por su coste, y aseguró que si fueran posibles los muros móviles los estudiarían.