Es parada obligatoria para todo aquel que visita Donostia, y mucho más que eso para los donostiarras: lugar de encuentro, de reflexión, y también resulta un sitio idóneo para relajarse o simplemente soñar, ¿verdad? Con el mar en calma o enfurecido, su magia es inigualable, y lo queresmos destacar en este blog:
Al final de la playa de Ondarreta, este tesoro artístico del genial Eduardo Chillida está cargado de significado y habla por sí solo. De belleza esplendorosa, las tres figuras que conforman la obra de arte albergan una extensa historia.
Si nos remontamos a su origen, tenemos que viajar hasta 1952, año en el que Chillida comenzó lo que 25 años después culminaría en una de obras más emblemáticas de San Sebastián. Aunque en un principio se iba a colocar una única figura, el autor decidió que fueran tres los bloques que conformaran el ‘Peine del Viento’: tres piezas, de diez toneladas cada una, ahí es nada.
Fue ideada en acero para hacer frente al paso del tiempo y a la fuerte erosión del mar y del viento. Se presenta como un conjunto monumental de tres sólidas formas de acero aferradas a las rocas que se abren como garras y desafían las leyes de la naturaleza. Tal y como el propio Chillida explicaba, es un espacio sagrado que conecta al hombre consigo mismo y con el cosmos, un lugar de encuentros entre el ser humano y la naturaleza.
Un nutrido grupo de profesionales participó en la construcción, que requería de un especial cuidado. El histórico arquitecto Luis Peña Ganchegi y el ingeniero José María Elosegui capitanearon la colocación. En primer lugar, se construyó la plaza sobre la que se sustentaban las esculturas. Tras analizar varias opciones, finalmente se elaboró una pasarela capaz de aguantar el peso de las piezas y poder colocarlas.
El resultado está a la vista, un rincón especial, donde el mar y las olas se mezclan con el firme acero, creando unos sonidos especiales y únicos. Los días de gran oleaje son especialmente mágicos en el ‘Peine del Viento’. Finalizamos de la mejor manera posible. Os dejamos unas preciosas fotos para que disfrutéis:
View Comments (1)
Para mi es un lugar que me ayuda a poner todo en perspectiva. Los elementos permanentes de agua, salitre, acero y roca en contraste con lo humano, la tristeza, la alegría, la soledad, la riqueza...todo momentáneo, como las mareas siempre cambia, sube y baja pero al final, el acero, la roca, el mar resiste y lo humano transcurre y pasa. Las esculturas del Peine de los Vientos seguirán siendo testigo silencioso de generaciones por venir.