El mismo cartel del Zinemaldi está lleno de color, incluso desde la misma organización anunciaron que no han querido renunciar a ningún color. La imagen de esta edición ha tratado de representar a todos los colores. O eso es lo que se puede leer al abrir la guÃa del festival. La realidad es otra: todos los colores no somos iguales.
Y vais a decir: ¿que esta diciendo esta? Pues bueno, hoy a la mañana he ido a recoger mi acreditación al Kursaal. Una tarjeta verde con mi fotografÃa y mi nombre y apellidos. Todo normal. Yo creÃa que era una más, de todo esto embrollo. Sin embargo, la cosa ha cambiado cuando me he acercado al Maria Cristina para ver la llegada de Brad Pitt. Un guarda de negro a la entrada pasaba el filtro. Me ha mirado el color de la acreditación, verde, y me ha dicho: “Tú no puedes pasar.” Y yo he pensado para mis adentros: “Pero ¿no me habÃan dicho que no habÃan renunciado a ningún color?” En fin, por segunda vez he intentado entrar a las casetas reservadas a los periodistas, pero nada. Incluso, me ha dado la explicación: “No, solo pueden entrar los de color amarillo o marrón.”
Pues nada he agachado la cabeza y he ido al lugar donde esperaban todos los fans. Todas las esquinas estaban ya ocupadas. La primera fila era misión imposible y todos los bancos y macetas también estaban al tope. Y bueno desde mis 1,72metros, ni más ni menos, he visto llegar a Brad Pitt, entre paraguas, cámara de fotos y algunas cabezas.
Atención, ¡Brad Pitt ha venido solo!
Se ha especulado durante dÃas sobre si Brad Pitt vendrÃa solo o acompañado de su esposa e hijos. Al final ha aparecido solo. Él se ha mostrado muy, muy simpático y amable. Y la verdad, es que me ha extrañado que un actor de su talla fuera tan cercano a la gente. Ha estado alrededor de cinco minutos saludando a la gente, firmando autógrafos, dando la mano y en definitiva haciendo las delicias de sus seguidores. Por cierto que lo de su firma merece mención aparte: parecÃa un garabato de un niño de tres años. Era algo asà como una B y una P al lado. Sin embargo, todo hay que decir que la servidora se ha quedado con las ganas del “garabato”. Pitt ha aparecido con un gorro negro, gafas de sol, unos vaqueros y una chupa negra. En definitiva: guapÃsimo. Si hay que ponerle un pero, dirÃa que para mi gusto tenÃa demasiada barba. He escuchado por ahà que está grabando una nueva pelÃcula y que esa era la razón de su nuevo look. Sea lo que sea, le perdonamos por ser Brad Pitt…
El tiempo el otro protagonista
La verdad es que Brad Pitt ha sido el único que le ha dado un poco de color a este primer dÃa gris. Nada brillaba en las calles de Donostia. LlovÃa y llovÃa… A la altura del Victoria Eugenia me he encontrado con unos españoles que estaban bajo el techo del teatro intentando resguardarse de la lluvia. ParecÃan sorprendidos por el tiempo tan desapacible. Hasta que el cámara de televisión que estaba a su lado les ha recordado: “Aquà siempre llueve.” El cámara les ha sonreÃdo como queriendo decirles que es algo normal que llueva. La alfombra roja también ha buscado guarida bajo el plástico transparente. El rojo de la alfombra no brillará hasta que pasen por ahà Tarantino, Pitt y compañÃa. Eso si, hasta que llegue ese instante la alfombra se ha convertido en un lugar muy peligroso. Tanto, que casi me doy un porrazo.
A la tarde noche y si el tiempo lo permite, podremos ver a Quentin Tarantino y Brad Pitt desfilar por la alfombra roja que separa el Hotel Maria Cristina del Teatro Victoria Eugenia. Puede ser la última oportunidad de ver a Pitt en Donostia, por lo que, quien quiera algo que se moje el culo. Y si veis a Pitt o andais por el festival no dudeÃs en contar vuestras experiencias…
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