JAMES GRAY hace películas sobre la familia. De mafiosos en sus dos primeras obras, CUESTIÓN DE SANGRE y LA OTRA CARA DEL CRIMEN, de policías en la tercera, LA NOCHE ES NUESTRA, y familias en general en TWO LOVERS.
Cada uno de los protagonistas de esta película tiene detrás una familia que condiciona sus actos, una familia de la que huye, una familia a la que utiliza. Es importante esta visión porque podemos olvidarla frente a lo que aparentemente cuenta: una historia de amor entre un joven con leves problemas psiquiatricos, una mujer con déficit de atención que mantiene una relación con un hombre casado, y otra mujer interesada en el primero.
Como siempre en las películas de GRAY los personajes están perfectamente definidos, los conocemos gracias a sus actos y palabras y las opiniones de los demás. Si en algún momento aparece algo contradictorio debemos pensar que la gente, a veces, miente.
La historia se va tejiendo con naturalidad, con sus conflictos perfectamente medidos hasta un desenlace verdaderamente ejemplar. Y, además, GRAY sabe contar la historia aplicando a cada secuencia el tono y el tipo de encuadre necesario. Una pena que este cineasta solo haya hecho cuatro películas en quince años. Pero cada una de ellas es un auténtico acontecimiento.
TWO LOVERS no es una excepción
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