Con la muerte de MARIO MONICELLI desaparece el último representante de una generación de cineastas, la de LUIGI COMENCINI, MAURO BOLOGNINI, DINO RISI, STEFANO VANZINA a) STENO y PIETRO GERMI, la segunda fila del cine italiano de posguerra, los que se situaban un paso detrás de los grandes nombres del neorrealismo.

Mientras ROBERTO ROSSELLINI y VITTORIO DE SICA representaban con toda su crudeza las condiciones de  vida de las clases populares, algunos de estos cineastas optaron por hacer lo mismo, pero con mas gracia.

MONICELLI comenzó realizando una serie de películas a mayor gloria de TOTÓ, un cómico muy popular en aquellos tiempos, y, mas tarde, otros títulos reconocidos como UN HÉROE DE NUESTRO TIEMPO y PADRES E HIJOS hasta que alcanzó la fama con RUFUFÚ, a finales de los años cincuenta.

Tras la historia de este descabellado atraco, que tuvo su secuela y su versión estadounidense posterior, llegaría LA GRAN GUERRA, quizá su película mas famosa y premiada, protagonizada por dos de sus intérpretes habituales: VITTORIO GASSMAN y ALBERTO SORDI.

Cuando algunos de sus compañeros de generación se sumaron, en los años sesenta, a las filas de los que hacían cine policíaco con ribetes políticos, el decidió seguir planteando sus denuncias a través de la comedia, en títulos como LA RAGAZZA CON LA PISTOLA, QUEREMOS LOS CORONELES, MORTADELA y AMIGOS MIOS donde se filtraba el costumbrismo que siempre acompañó su obra.

Trabajó intensamente toda su vida y, a pesar de su avanzada edad había realizado su último cortometraje hace dos años y el último largo hace cuatro. MARIO MONICELLI, a los 95 años, ha decidido poner fin a su vida antes de que lo hiciera la enfermedad. Sin él el mundo hubiera sido mas aburrido.

Fdo. Félix Linares