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Natalie Portman, un Oscar por buscar la perfección

Natalie Portman & Jeff Bridges

Su primera oportunidad en la gran pantalla se la dio Luc Besson al escoger a Natalie Portman para interpretar a Matilda, la huerfana a la que acogía el personaje de Jean Renó en ‘León, el profesional’. Desde entonces han pasado varios años, 17 exactamente, y como Portman no olvida, ayer durante su discurso de agradecimiento por su primer Oscar, la actriz galardonada por su papel en ‘Cisne Negro’, recordó a Besson.

Era la más esperada en la alfombra roja pero llegó la última, a diez minutos del final del desfile de celebridades frente al teatro Kodak. Pero apareció se dejo fotografiar y concedió alguna entrevista a la prensa allí congregada. Era la favorita y venía de ganar la noche anterior el premio Spirit a la mejor interpretación por el papel de Nina Sayers, un papel que le ha dado incontables premios, a su pareja y la maternidad.

Durante la gala apenas se la vio en los planos del público, que en cambio si que enfocaron a otros nominados, muchos pensaron que había desaparecido de la gala o que tal vez había sufrido una indisposición, pero cuando Jeff Bridges se subió al escenario y la presentó como candidata allí estaba ella, delante de Darren Aronofsky,el director que ha terminado de consagrarla gracias a una bailarina de clásico que ansía la perfección.

El sobre se abrió, Bridges la proclamó ganadora y Portman se levantó ayudada por su prometido Benjamin Mielpied, que le ayudó a subir las escaleras al escenario y entonces entre lágrimas agradeció a todos su premio, sin olvidar a todos los que la ayudaron a convertirse en la perfecta ‘Cisne Negro’.

Ederne Frontela:
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