Christian Bale salió elegido de entre 4.000 niños para interpretar al protagonista de ‘El Imperio del Sol’, cinta dirigida por Steven Spielberg que demostró que el chico tenía talento. Muchos pensaron que se quedaría por el camino y que aquel niño galés al que se vio posteriormente en ‘Enrique V’ y ‘La isla del tesoro’ no haría carrera en el cine.
Pero Bale demostró que todos se equivocaban y creció poco a poco tanto física, como actoralmente en la gran pantalla. Con 20 años protagonizó ‘Mujercitas’, sorprendió a todos en ‘Retrato de una dama’, prestó su voz a uno de los personajes de la ‘Pocahontas’ de Disney y compartió cartel con Ewan McGregor y Jonathan Ryhs Meyers en ‘Velvet Goldmine’.
El primer paso hacía la consagración le llegó en el años 2000 con ‘American Psyco’, le siguió poco después ‘El maquinista’ con la que perdió su musculatura y adelgazó hasta quedarse extremadamente delgado y poco después tuvo que aprender artes marciales y coger musculatura cuando Christopher Nolan le escogió para interpretar a Bruce Wayne/Batman.
Ha demostrado con creces que es un actor versátil dispuesto a adaptarse al papel que lo requiera. A la vista está el personaje que le ha dado su primer Oscar, el de Dicky Eklund, un ex boxeador toxicomano y problematico que entrenó a su hermano para llegar a lo más alto basada en un personaje real, puesto que el auténtico Eklund estaba en el Kodak Theater y fue testigo de la victoria y la euforia de Bale al ganar el Oscar a mejor actor secundario por ‘The Fighter’.
Con este premio Bale no sólo se ha consagrado definitivamente, también ha conseguido quitarse la fama de chico malo de Hollywood que se ganó al gritar a un extra y que se acrecentó con las acusaciones de presuntos malos tratos a su madre y hermana durante una gira de promoción.