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‘Pequeñas mentiras sin importancia’, por Félix Linares

Pequeñas mentiras sin importancia

Esta película comienza con un largo, y falso, travelling y termina con una versión de la canción MY WAY equidistante de la canónica de FRANK SINATRA y de la punkie de SID VICIOUS. Son dos detalles significativos que marcan el tono en el que está rodado el film, queriendo contar una historia clásica puesta al día y utilizando los peores trucos para convencer al espectador.

PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA es una película de reunión de amigos en la que los personajes ríen y lloran por cosas supuestamente importantes, pero también por las cuestiones mas triviales, lo que invalida la profundidad de los asuntos tratados.

He aquí a un grupo, curiosamente formado por personajes de edades muy diferentes, aunque abundan los treintañeros en trance de convertirse en cuarentones, que manejan sus historias personales, y las comunes, como si no tuvieran un recorrido previo y acumulando todas las convenciones del género, lo que les convierte en caracteres muy parecidos mas allá de detalles puntuales.

Hay incluso una figura paterna que ejerce de conciencia del grupo. Y el amigo en desgracia, por supuesto, que aquí ni siquiera es el desencadenante del encuentro, como ocurría en otros títulos memorables como REENCUENTRO (LAWRENCE KASDAN, 1.983), LOS AMIGOS DE PETER (KENNETH BRANAGH, 1.992) o LAS INVASIONES BÁRBARAS (DENYS ARCAND, 2.003) que siempre presentaron cuestiones de mayor enjundia que este film. Y luego está la duración.

Hay que reconocer que CANET cuenta poco, pero lo cuenta muy lentamente, así que se le han acumulado fotogramas hasta llegar a las dos horas y media. Es, evidentemente, algo excesivo para un film que se mueve, como decíamos al principio, entre la trampas de la lágrima fácil, la broma simple, y las frases sencillas y la imposibilidad de hacer una versión clásica o una absolutamente rompedora.

Afortunadamente GUILLAUME CANET se ha esforzado un poco mas en la dirección que en el guión y ha tratado de incorporar diferentes formas de rodar, y en simultanear los primeros planos con los generales y podría salir airoso si la película tuviera una duración mas breve.

He aquí una obra para el tiempo de los libros de autoayuda, del  buen rollito y del estado zen. En FRANCIA ha sido un gran éxito y aquí lleva camino de serlo, pero es conveniente verla con el sentido crítico adormecido.

Félix Linares

Ederne Frontela:
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