SUPER 8 es una pelÃcula tan antigua como el sistema cinematográfico que le da tÃtulo. Viene de aquellos films que STEVEN SPIELBERG, el productor, rodaba en este formato y de las pelÃculas que dirigió y produjo una vez alcanzado el éxito como GREMLINS, LOS GOONIES o E. T. EL EXTRATERRESTRE en las que niños, adolescentes y jóvenes en general se enfrentaban a amenazas misteriosas y vivÃan aventuras fantásticas.
Espectador de esas pelÃculas en su adolescencia, el director de este film, J. J. ABRAMS, ha decidido unirse a su maestro y hacer una pelÃcula de ese estilo.
Aquà están de nuevo esos niños empeñados en hacer una pelÃcula, aquà están los conflictos familiares que redondean el tema central, aquà están las fuerzas que se oponen al objetivo de los héroes, aquà están los monstruos que poblaban sus lecturas y sus pesadillas.
Si vemos la pelÃcula con los ojos del adolescente dispuesto a sorprenderse con cada giro del guión pasaremos un buen rato. Si somos capaces de descubrir que esos giros de guión son caprichosos e injustificados y solo sirven para hacer avanzar una acción ya intuida desde el principio seguramente disfrutaremos menos.
Entiéndanme, la pelÃcula está muy bien hecha, con esa sensación de dinamismo que da una cámara en perpetuo movimiento, con cambios de escenario constantes, con continuas entradas y salidas de personajes, con las escenas de acción convenientemente dosificadas y con los detalles cinéfilos que suelen hacer las delicias del espectador habitual de estos trabajos, pero seguramente pesan ya tantos tÃtulos semejantes y el hecho de que no seamos adolescentes dispuestos a enfrentarnos continuamente a la maravilla.
Pero ya ven que este es un problema personal, si tienen ustedes la mirada clara de un niño, o de un desmemoriado, SUPER 8 es su pelÃcula.
Félix Linares
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